Si has notado la presencia de una protuberancia detrás de la rodilla, es posible que dicha pelotita se trate de un quiste de Baker. Si bien la palabra “quiste” siempre se asocia con cáncer, no te preocupes, no se trata de un quiste maligno, por lo general, se forma debido a una sobre producción de líquido sinovial en la rodilla. Pero, ¿qué lo ocasiona? ¿cómo se puede prevenir su formación? ¿cómo se trata el quiste de Baker? Obtén las respuestas a estas y otras interrogantes en la información del artículo a continuación:
Se denomina quiste de Baker o quiste poplíteo, a un saco lleno de líquido sinovial que se forma en la cara posterior de la rodilla, generalmente entre el semimembranoso y el gastrocnemio. Cuando estos quistes son pequeños causan poca o ninguna molestia, pero cuando son grandes pueden ser notables en el hueco de la rodilla como una protuberancia y pueden limitar la movilidad al causar molestias o dolor. El quiste puede romperse (en raros casos) y ocasionar mayores molestias en la pierna.
Las primeras descripciones sobre esta afección fueron realizadas por los investigadores Guillaume Dupuytren (1829) y Robert Adams (1840). En 1877, el médico británico William Morrant Baker investigó la conexión entre el quiste poplíteo y la artrosis de rodilla (gonartrosis). Desde entonces, esta afección de salud es reconocida cómo quiste de Baker.
Su nombre se debe al médico británico William Morrant Baker, quién en 1877 investigó la conexión entre el quiste poplíteo y la artrosis de rodilla (gonartrosis)..."
Como todas las articulaciones sinoviales, la rodilla está rodeada por una capa de tejido conectivo llamada cápsula articular. Esta estructura, por un lado, contribuye a la estabilización de la rodilla, por otro lado, su capa interna (membrana sinovial) produce un llamado líquido sinovial o sinovia, que se encarga de reducir la fricción en las superficies articulares, aportar nutrientes al cartílago articular y además, contribuye a la amortiguación mecánica. Cuando la rodilla está enferma o lesionada, el cuerpo responde produciendo más sinovia. Esto aumenta la presión intraarticular, asegurando un aumento de la fatiga y el aflojamiento de la cápsula articular. Si existe demasiada sinovia, la cápsula puede tonarse débil en un punto y formar un quiste. Como hemos destacado ese punto débil se encuentra en la parte posterior de la rodilla, específicamente entre la inserción del músculo gastrocnemio y del músculo semimembranoso.
Esta afección es más común en adultos, específicamente en adultos entre los 35 – 70 años de edad. Sin embargo, se puede presentar en niños, ocurriendo con mayor frecuencia en niños entre los 4 – 7 años de edad. Las personas con artrosis de rodilla tienen más probabilidades de desarrollar estos quistes, ya que alrededor de un tercio de los pacientes con gonartrosis también tienen un quiste de Baker. Además, su formación también se asocia con enfermedades articulares inflamatorias (artritis reumatoide) o como resultado de un uso excesivo o una lesión en la rodilla, cómo fue el caso del futbolista español Carles Puyol, quien en 2013 presentaba esta afección, cómo lo indica la cuenta de twitter de FC Barcelona.
Puyol: “Llegó un momento en que tenia un quiste de Baker” #FCBlive
— FC Barcelona (@FCBarcelona_es) May 31, 2013
Existen pacientes asintomáticos, ya que, si el quiste de Baker no está irritado e inflamado, generalmente no genera síntomas o molestias notables. Sin embargo, los pacientes sintomáticos pueden padecer los siguientes síntomas:
En casos extremos, estos quistes pueden provocar entumecimiento o incluso parálisis de la rodilla para abajo.
La rotura de este saco de líquido sinovial rara vez ocurre; cuando ocurre, la sinovia se filtra al tejido circundante, lo que causa inflamación y dolor posterior de rodilla. Siguiendo la fuerza de la gravedad, la sinovia filtrada llega a los músculos de la pantorrilla y, en algunos casos, incluso llega alrededor del tobillo. Cuando el líquido se acumula en estas áreas, ocasiona inflamación y dolor, porque la sinovia no se puede drenar con facilidad y ejerce presión sobre los nervios y los vasos sanguíneos adyacentes. La rotura del quiste puede provocar complicaciones adicionales y síntomas asociados, tales como:
Inicialmente la causa de la formación de un quiste de Baker es el aumento de la producción de sinovia en la rodilla. La causa de esto, a su vez, suele ser un daño o lesión intraarticular en la rodilla, ante estas situaciones el cuerpo reacciona con el aumento de la producción de líquido sinovial para mejorar la función de la rodilla y para reparar dichas lesiones; cuando se produce más líquido articular (sinovia) y este no se descompone nuevamente, aumenta la presión del líquido sobre la cápsula articular, haciendo que se hinche. La cápsula articular constituida por un fino tejido elástico, en algún punto, ya no puede retener el exceso de líquido generado, por lo que se derrama por la parte más frágil de la cápsula, formando el quiste de Baker. Las enfermedades y lesiones subyacentes más comunes que conducen a la sobreproducción de sinovia son
Esta afección puede desarrollarse espontáneamente en la rodilla de un niño, en estos casos la causa aún no está del todo esclarecida, sin embargo, se supone que estos lo desarrollan porque la cápsula articular es congénitamente débil o frágil, por lo que puede sobresalir si la presión en la rodilla es demasiado alta. A diferencia de los adultos, los niños presentan una reducción considerable y espontánea del tamaño del quiste, inclusive hasta la desaparición completa del mismo.
Si tenemos en cuenta que la formación de quistes de Baker se debe a la aparición de lesiones o procesos degenerativos en las rodillas, es compresible que la mejor forma de evitar su aparición es previniendo las lesiones en las rodillas. A continuación, te dejaremos algunas recomendaciones para evitar las lesiones de rodilla:
Todo esto sirve como medida preventiva contra daños articulares a largo plazo, así como también como medida de protección, para evitar la recurrencia de quistes que ya hayan retrocedido.
La región posterior de la rodilla guarda relación con otras estructuras anatómicas, por lo cual la clínica que ocasiona esta afección puede ser confundida con otras enfermedades o lesiones Es por ello que durante el diagnóstico diferencial se deben tener en cuenta los siguientes diagnósticos:
El diagnóstico de esta afección puede darse de manera accidental en pacientes asintomáticos, mientras que en caso sintomáticos generalmente se diagnostica mediante la elaboración de la anamnesis, principalmente con el objetivo de saber si se han producido anteriormente problemas o lesiones de la rodilla. La anamnesis preliminar es seguida por un examen físico, durante el cual, el profesional de salud le indica al paciente que se ponga de pie y extienda la rodilla completamente; esta postura pone en mayor evidencia el quiste. Cuando la rodilla se flexiona a 45°, la protuberancia a menudo se ablanda o desaparece por completo haciendo evidente el signo de Foucher. Teniendo en cuenta la estrecha relación que tienen las lesiones meniscales con la formación de este quiste, en el examen físico podría resultar útil la aplicación de la prueba de McMurray que permite evidenciar un daño meniscal. Si ninguno de estos pasos ofrece información clara sobre la afección se procede a la indicación de estudios de imagen.
Si un quiste de Baker se localiza más lateralmente o no se producen cambios notables cuando se examina la rodilla en un rango completo de movimiento, es difícil concluir un diagnóstico positivo a través solamente del examen físico, especialmente en un contexto de ausencia de antecedentes médicos relacionados a lesiones en las rodillas. Por lo cual, son necesarios los estudios de imagen para confirmar el diagnóstico:
Si la protuberancia no causa ningún síntoma, entonces el tratamiento médico no necesariamente debe realizarse. Por otro lado, si la movilidad de la rodilla está limitada o si se presenta dolor, existe la opción de terapia conservadora por un lado y terapia quirúrgica por otro. La elección del método terapéutico por parte del médico depende en gran medida de la extensión de la inflamación y los síntomas que ocasione.
En pacientes sintomáticos, los médicos frecuentemente indican reposo, uso de hielo local sobre la zona inflamada, uso de rodilleras u otras órtesis para evitar que la bolsa llena de sinovia se rompa y medicamentos orales antiinflamatorios como diclofenaco o ibuprofeno para reducir las molestias. Si estas medidas no surten el efecto deseado, los médicos proceden a realizar infiltraciones con corticoides directamente en la rodilla. Aunque estas medidas suelen causar notables efectos positivos con respecto a la reducción de los síntomas, estas medidas realmente no solucionan la causa de esta artropatía. Es por ello que los médicos indican fisioterapia en combinación con los medicamentos, no sólo para el alivio de los síntomas, sino para el tratamiento conservador de los factores causales.
El abordaje quirúrgico solo es tomado en cuenta, si el quiste se ha roto, si la protuberancia tiene un tamaño considerable y si la misma ha conducido al deterioro funcional, debido a la alteración de las estructuras anatómicas circundantes, como vasos sanguíneos y nervios. La cirugía consiste en la extirpación de la protuberancia y el consecuente cierre de la cápsula lesionada, frecuentemente esto se realiza mediante artroscopia, para garantizar el menor daño a las estructuras articulares adyacentes. Además, en el procedimiento el cirujano repara el daño o lesión que inicialmente condujo a la formación del quiste, porque de lo contrario también existe la posibilidad de que el quiste de Baker vuelva a aparecer.
Esta protuberancia generalmente se desarrolla debido a un proceso inflamatorio en la rodilla. Una mayor carga de la articulación puede seguir estimulando los procesos inflamatorios causante de esta afección y, por lo tanto, inicialmente el tratamiento fisioterapéutico no se enfoca en actividades extenuantes, sino en intervenciones pasivas que alivien los síntomas (dolor, edema, inflamación, amplitud articular reducida).
Seguidamente las intervenciones se enfocan en tratar las causas que conllevaron en un primer momento a la formación del quiste, ya que, si estas no son resueltas adecuadamente, es muy probable que se vuelva a formar la protuberancia. Con este propósito el fisioterapeuta lleva a cabo una valoración exhaustiva de la articulación afectada, una vez detectados los factores causales, el profesional de salud diseñará un plan de tratamiento enfocado en solucionar dichas causas (lesiones meniscales, artrosis, lesiones ligamentarias, entre otras). Algunas de las intervenciones fisioterapéuticas más usadas para esta afección son:
Después del tratamiento quirúrgico, durante algún tiempo no se debe colocar un exceso de carga sobre la articulación de la rodilla operada. Normalmente el medico indica la inmovilización de la pierna por tres días aproximadamente, una vez retirada la inmovilización, el fisioterapeuta procede a activar progresivamente la articulación, inicialmente mediante movilizaciones articulares y agentes físicos para el control del dolor y otras molestias. Seguidamente (después de una semana) por ejercicios de fortalecimiento, flexibilización y propiocepción, que permitirán la recuperación de la marcha sin ayudas a corto plazo. Teniendo en cuenta que la intervención deja cicatrices, el fisioterapeuta además se encargara de evitar la formación de adherencias posquirúrgicas que limiten el funcionamiento de la rodilla operada.
Te presentamos a continuación algunos vídeos de nuestro canal de YouTube FisioOnline, los cuales pueden ayudarte a recuperarte de las molestias generadas por distintas afecciones y lesiones. Cada uno de ellos fueron realizados por profesionales fisioterapeutas expertos en distintas áreas, para brindarte los mejores consejos terapéuticos como ejercicios, estiramientos, automasajes y algunos autocuidados.
Te enseñaremos en el vídeo a continuación, cómo detectar la presencia de esta afección, y cómo saber si está relacionada con una lesión en los meniscos. Además, te mostraremos cuales son los abordajes terapéuticos disponibles para su solución:
Tratándose de una afección que frecuentemente no ocasiona mayores molestias a largo plazo, queremos dejarte en claro algunos puntos sobre la formación de este quiste, para que estés preparado una vez vayas a la consultar de un profesional en el área. Dale un vistazo al siguiente vídeo en donde un experto traumatólogo responderá muchas de las preguntas relacionadas con esta afección:
Teniendo en cuenta que la principal causa asociada a la formación de este quiste, es la lesión de meniscos, te recomendamos ver el siguiente vídeo en donde un profesional fisioterapeuta te mostrará un plan terapéutico enfocado en la rehabilitación de lesiones meniscales:
Así como las lesiones meniscales son una causa frecuente de la formación de esta protuberancia, la artrosis de rodilla puede aumentar la producción de sinovia que conlleva a esta afección. Si estas padeciendo de gonartrosis te recomendamos ver el siguiente vídeo en donde un fisioterapeuta experimentado te brindará varias alternativas terapéuticas, que seguramente te ayudarán con la gonartrosis:
En este vídeo te traemos importante información que te ayudará a recuperar de esta afección de salud, mediante un protocolo construido para las primeras fases de la rehabilitación de la rodilla, con referencia a ‘primera fase’ a cuando recién hemos tenido una lesión en meniscos o ligamento cruzado y debemos empezar a activar la musculatura a pesar de que tenemos restringido el movimiento:
Las cirugías de rodilla para reparar ligamentos cruzados o laterales, así como las de menisco suelen acompañarse de una inmovilización más o menos larga con una pérdida de movilidad tanto en flexión como en extensión. Si quieres aumentar los rangos de movimientos afectados en tus rodillas, te recomendamos ver el siguiente vídeo:
El pronóstico suele ser favorable en la mayoría de los pacientes, especialmente en los niños, ya que en estos normalmente suelen desaparecer por sí solos en algunos años (2-3años). En los adultos, estos quistes pueden agrandarse progresivamente y eventualmente conducen a la perdida de la funcionalidad articular. En estos casos, si son tratados al comenzar de los síntomas, estos suelen aminorar en poco tiempo con tratamiento conservador, sin embargo, la desaparición de estos puede tardar meses e incluso años. Una operación, conduce a la extirpación completa del quiste, pero debe esperarse una alta tasa de recurrencia después de la operación, si la causa subyacente no se ha eliminado.