¿Sentiste un tirón en la parte posterior del muslo, que te ha obligado a dejar el entrenamiento? Es probable que hayas sufrido una rotura o desgarro de fibras de isquiotibiales. Se trata de una lesión muy frecuente en futbolistas y corredores de largas distancias, que en algunos casos se origina por la falta de acondicionamiento y estiramiento del deportista. Pero ¿qué otras causas promueven un desgarro de isquiotibiales? ¿Cuál es su tratamiento? Conócelos a continuación:
Se trata de una de las lesiones deportivas más frecuente en el ámbito deportivo, especialmente en el fútbol y en el atletismo. La misma consiste en la separación abrupta de las unidades estructurales más pequeñas del músculo: las fibras musculares de alguno de los isquiotibiales. Seguramente si perteneces al ámbito deportivo habrás escuchado en algún momento sobre los isquiotibiales, sin embargo, conoces su distribución, qué músculos los componen y que funciones realizan, si no es así conócelos a continuación.
El muslo consta de numerosos músculos, en su parte posterior encontramos al grupo muscular de los isquiotibiales, constituidos por tres músculos: el bíceps femoral (que tiene dos cabezas), el semitendinoso y semimembranoso. Estas estructuras musculares se les denomina isquiotibiales debido a la distribución de sus fibras, desde la tuberosidad isquiática o isquion hasta la tibia. Si bien la cabeza larga del bíceps femoral, el semitendinoso y el semimembranoso comparten el mismo punto de origen, la cabeza corta de bíceps femoral se origina en el tercio medio del fémur. Con respecto a sus puntos de inserción, estos son: bíceps femoral (tuberosidad externa de la tibia y proceso estiloides del peroné), semimembranoso (cóndilo medial de la tibia) y semitendinoso (superficie medial del extremo superior de la tibia). Este grupo muscular se encarga principalmente de la flexión en la rodilla y secundariamente aseguran una rotación en la rodilla y una extensión de cadera.
Los grados se esta lesión muscular, están relacionados con la magnitud de separación de las fibras musculares que componen al músculo. Siendo dividida frecuentemente en los siguientes grados:
Se considera una de las lesiones deportivas más frecuentes, representando el 30% de los casos. En Reino Unido esta lesión representa el 11% del total de lesiones en los entrenamientos de pretemporada y el 12% del total de lesiones en las temporadas de competencia en el fútbol profesional en ese país y el 17% en el fútbol europeo. El 97% de todas las roturas o desgarros de isquiotibiales en el fútbol son grado I y II. La rotura completa del músculo es poco frecuente, ocurre en aproximadamente el 1% de todas las lesiones de los isquios. Además, se ha reportado que esta lesión resulta en una ausencia deportiva de 2 a 6 semanas.
El Kun Aguero estará de baja un mes por una rotura de fibras en los isquiotibiales, por lo que se perderá la Ida de Champions ante el #Barça
— bwin España (@bwin_es) January 31, 2014
El signo y síntoma más destacable de un desgarro en los isquiotibiales es la aparición repentina de dolor en la parte trasera del muslo que se siente punzante e intenso, y que frecuentemente aparece durante la realización de alguna actividad deportiva. La inmovilización y el reposo puede ocasionar el alivio. Después de la lesión la continuación del movimiento resulta difícil y en los casos más graves puede haber una pérdida de la función (principalmente la flexión de rodilla). Debido a la grave lesión del tejido muscular, el isquiotibial ya no puede acercar sus puntos de origen e inserción, por lo tanto, el movimiento de la rodilla y cadera pueden verse limitados.
El dolor es acompañado por la aparición de hematomas o hinchazón de la región posterior del muslo. En algunos casos se pueden presentar abolladuras o hendiduras notables. Este signo surge del espacio dejado por las fibras musculares desgarradas y es un signo de un desgarro más severo (grado III). Si ha pasado mucho tiempo, esta abolladura o hendidura generalmente se pierde y en su lugar se desarrolla un hematoma (equimosis), que puede ser muy masiva y abarcar toda la zona posterior de la pierna.
Además del dolor y las fallas funcionales, también puede haber trastornos sensoriales. Ya que en esta lesión no sólo hay rotura de fibras musculares de los isquiotibiales, sino también de vasos y nervios, por lo que esta lesión se ve relacionada con la disfunción motora y afectación del nervio ciático. La clínica de la rotura de fibras de la musculatura isquiotibial se desarrolla dependiendo de la magnitud del desgarro muscular. Es por ello que los signos y síntomas son distintos en cada grado de la lesión muscular:
La mayoría de las veces, la rotura de fibras de isquiotibiales se produce producto de una sobrecarga repentina (principalmente originada en deporte de carrera o velocidad, fútbol, baloncesto y otros deportes de equipo), que alguno de los isquiotibiales no puede soportar conduciendo al desgarre de su tejido. Además, los movimientos bruscos y descoordinados, los saltos, una técnica incorrecta o las condiciones irregularidades del piso pueden promover la aparición de roturas de la fibra muscular de isquiotibiales.
Varios factores favorecen un desgarro de los isquiotibiales, por ejemplo:
Es posible reducir el riesgo de padecer este tipo de lesiones musculares si se integra rutinas de calentamiento o acondicionamiento de la cadena posterior de las piernas antes de iniciar el entrenamiento, además, resulta útil hacer ejercicios regulares de equilibrio y propiocepción para tener músculos equilibrados. Otras recomendaciones para prevenir estas lesiones musculares son:
Mantener la salud de este grupo muscular es posible mediante el entrenamiento excéntrico. Aprende a cómo realizar un adecuado entrenamiento excéntrico de los músculos flexores de rodilla, con la rutina de ejercicios que te dejaremos a continuación:
Teniendo en cuenta que la región posterior del muslo no sólo está constituida por la musculatura isquiotibial, sino que también guarda relación con otras estructuras anatómicas, es importante diferenciar si el origen del dolor es por la rotura de fibras o por otras lesiones. Para ello, es importante tener presente los siguientes diagnósticos diferenciales:
Las pruebas específicas de imagen se utilizan para evaluar y excluir estas diferentes posibilidades de fuente de dolor.
Durante el deporte tienes las mismas probabilidades de padecer una rotura, contractura o espasmo, diferenciarlas es posible mediante la clarificación de los síntomas. En el siguiente vídeo te mostraremos cuáles son los signos y síntomas de cada una de ellas, para que aprendas a diferenciarlas y tratarlas adecuadamente.
Al comienzo del diagnóstico, el cuestionamiento exacto del paciente brinda información importante que indica al médico o fisioterapeuta que existe una rotura de fibra muscular en el muslo. El especialista en salud frecuentemente realiza las siguientes preguntas:
Seguidamente, la región dolorosa es examinada de cerca. Buscando los signos propios de la lesión, sobre todo, los hematomas (equimosis) proporcionan información sobre posibles lesiones tisulares de gran magnitud (roturas grado II y III). La hinchazón o el enrojecimiento, así como las protuberancias o hundimientos localizados, también son indicaciones de una rotura de la fibra muscular. Además, el especialista efectúa un examen clínico en donde realiza: palpación de tejidos blandos, pruebas musculares, valoración de amplitud articular, valoración de la marcha, pruebas funcionales (prueba Puranen-Orava de estiramiento con la rodilla extendida) que confirmen el diagnóstico y permitan determinar la musculatura involucrada.
Dado que el músculo es tejido blando, se puede realizar un examen de ecografía o ultrasonido como medida de diagnóstico, este estudio permite valorar el estado de la musculatura isquiotibial, determinar cuál es el músculo afectado (semimembranoso, semitendinoso, bíceps femoral), así como también sirve para determinar el nivel de la lesión (vientre muscular, inserción tendinosa o tendón). Además, también se puede tomar una imagen por resonancia magnética (RM) si no se puede detectar ningún defecto por ecografía o ultrasonido, pero los síntomas hablan por el diagnóstico. La ecografía no lo tiene todo a favor y es que su dificultad en la lectura puede ocasionar errores en el diagnóstico de algunas lesiones.
Sin importar el grado de la rotura la primera indicación médica es el reposo deportivo y la inmovilización de la zona con una muslera o con un vendaje compresivo y durante algún tiempo recomienda caminar con muletas para no forzar innecesariamente los músculos del muslo. En caso de una lesión grado I y II el médico realiza un tratamiento conservador, ya que en estos casos el músculo tiene una gran capacidad de autocuración, por lo que la cirugía solo es necesaria en casos muy raros o graves (grados III).
Además, en la fase aguda el médico puede indicar el uso de hielo en la zona lesionada, para aliviar el dolor y además reducir el flujo sanguíneo en los vasos lesionados, lo que significa que la sangre ya no puede escapar de los vasos lesionados. En el caso de dolor muy severo, el médico indica al paciente pomada o geles analgésicos o el uso de antinflamatorios no esteroideos (AINEs). Después de tres días, el músculo debería haberse regenerado lo suficientemente bien, por lo que el medico indica ejercicios de fortalecimiento y estiramiento bajo la supervisión de un profesional en fisioterapia.
Una rotura de fibras musculares de los isquios generalmente no se opera. Sin embargo, si la rotura afecta a más de un tercio de la sección muscular, si existe el desprendimiento del tendón, si el sangrado es demasiado fuerte o si el músculo falla por completo, se considera la cirugía para reparar esta lesión. También se considera una opción quirúrgica, si se trata de atletas competitivos y de alto rendimiento que necesiten volver a entrenar rápidamente o si el paciente refiere dolor posterior a 3 meses de rehabilitación.
Una rotura de fibras musculares de los isquiotibiales generalmente no se opera..."
En la cirugía los músculos desgarrados son reparados por el cirujano con suturas que se disuelven con el tiempo y son reabsorbidas por el cuerpo. Otra opción invasiva frecuentemente usada en caso de hematomas residuales, es el drenaje mediante la inserción de una inyectadora en el hematoma, en algunos casos puede que sea necesario realizar una mínima incisión para drenar la sangre coagulada.
Según el grado del desgarro el fisioterapeuta diseñará el plan de tratamiento adecuado a las características del paciente. El objetivo de la fisioterapia es rehabilitar lo mejor posible las funciones del músculo desagarrado previo a la lesión y prevenir que este tipo de lesiones reincidan en un futuro. Si bien el abordaje fisioterapéutico único en cada caso, generalmente el proceso de rehabilitación se divide en fases según la evolución del paciente tratado.
Posterior a la lesión se activan varios mecanismos en el cuerpo, que buscan reparar la separación de las fibras desgarradas. Para fomentar estos procesos reparadores, se buscará eliminar los efectos negativos de la lesión: inflamación, edema, hematoma y dolor. Con este propósito se realizarán variedad de intervenciones tales como:
En esta fase el tejido muscular afectado está parcialmente reparado, es por ello que el objetivo de la fisioterapia es incentivar la alineación de las neofibrillas del nuevo tejido generado, con el objetivo de reducir el riesgo de formación de adherencias y cicatrices no funcionales en el músculo. Además, se busca incentivar el rango articular no doloroso y mantener e incentivar la funcionalidad del músculo y la forma física general del paciente. Para ello se realizarán variedad de intervenciones desde la fisioterapia tales como:
El objetivo en esta fase es lograr una amplitud de movimiento completa y una fuerza muscular incrementada, además se busca trabajar la cicatriz muscular para reducir el riesgo de formación de adherencias entre los diferentes planos de movimiento. Algunas de las intervenciones realizadas para obtener estos objetivos son:
En esta fase se busca mediante la fisioterapia educar al paciente para su retorno deportivo, por lo cual el fisioterapeuta busca aumentar la fuerza muscular, promover la flexibilidad y trabajar el gesto deportivo de la disciplina que practique. Para lograr la recuperación muscular total se llevan a cabo intervenciones tales como:
El proceso de rehabilitación desde la fisioterapia por el que estás pasando, puede verse positivamente beneficiado con los consejos que te darán nuestros fisioterapeutas en los vídeos que encontrarás en nuestro canal de YouTube FisioOnline.
El sistema circulatorio (linfático, arterial y venoso) puede verse comprometido con el desgarro muscular, es por ello que es importante fomentar desde un primer momento el funcionamiento de este sistema. Aprende de la mano de un experto fisioterapeuta a como incentivar el drenaje en caso de lesiones musculares con ayuda del masaje terapéutico en el presente vídeo:
En las fases agudas de desgarros leves o moderados resulta beneficioso la crioterapia, pero sus efectos pueden verse incrementado con la técnica de automasaje y presión. Por ello te recomendamos ver el siguiente vídeo, en donde un fisioterapeuta experimentado te explicará cómo realizar tres técnicas muy sencillas para disminuir la sobrecarga de los músculos isquios mediante el suo de hielo:
En el siguiente vídeo te mostramos variedad de alternativas terapéuticas para abordar eficazmente una rotura de fibras de isquios, además te enseñamos como llevar a cabo correctamente cada una de ellas para promover y acelerar el proceso de recuperación de esta lesión deportiva:
Una vez culminada tu fase de reparación tisular, es importante alinear las estructuras musculares reparadas, para ello no hay mejor alternativa que el ejercicio de estiramiento. En este vídeo te mostramos los dos estiramientos que según nuestra experiencia resultan ser los más efectivos para flexibilizar la musculatura isquiotibial:
Además, del estiramiento es importante potenciar los muslos lesionados para evitar posibles recidivas en un futuro. Es por ello que te mostramos en el siguiente vídeo algunos ejercicios para potenciar y fortalecer la musculatura posterior del muslo:
La duración de un desgarro de fibra muscular en el muslo depende tanto de la gravedad de la lesión como del curso del proceso de curación. Si el grado del desgarro es leve o moderado el tiempo de recuperación mediante un tratamiento conservador es de 8-10 días o 2 -3 semanas respectivamente. En cuanto a un desgarro grave el tiempo de recuperación podría ser más prolongado: mayor a 3 semanas.
La duración de la recuperación de un desgarro de fibra muscular en el muslo depende tanto de la gravedad de la lesión como del curso del proceso de curación.
Debido al alto riesgo de desgarros recurrentes, se debe evitar el estrés prematuro, por lo que el reposo deportivo durante tres semanas (esto puede variar en cada caso) es estrictamente necesario, ya que si se tensa el músculo antes de que la rotura de la fibra muscular haya cicatrizado es probable que ocurra un desgarro de mayor magnitud. La curación con una fibra muscular desgarrada lleva mucho tiempo según la gravedad de la lesión, sin embargo, en la mayoría de los casos, la curación de una rotura de fibras de isquiotibiales puede durar de tres a doce semanas.