Si se te dificulta doblar y estirar algún dedo de la mano y se te queda bloqueado en el movimiento, es probable que estés padeciendo de un dedo en gatillo o dedo en resorte. Esta enfermedad es una tenosinovitis estenosante que dificulta enderezar el dedo, por lo que la persona debe forzar el dedo para lograr el estiramiento, produciendo una sensación de chasquido. En el siguiente artículo le explicamos todo lo referente a esta molesta lesión:
Antes de desarrollar más a fondo esta lesión de mano, es necesario explicar los componentes anatómicos involucrados en esta lesión.
Los tendones flexores de los dedos se deslizan a través de canales estrechos, estas estructuras son llamadas vainas del tendón. Ambos están estabilizados por bandas de anillo especiales (poleas) que sujetan los tendones al hueso. La tarea de este canal tendinoso es fijar los tendones flexores firmemente al hueso para que sea posible un tirón muscular biomecánicamente óptimo para flexionar los dedos. Para que te hagas una idea, el sistema funciona como una caña de pescar, en la que la cuerda de pescar se guía a través de pequeños ojales.
Ahora bien, cuando el tendón se engrosa, por diversos factores como un fuerte trabajo manual, ya no puede deslizarse libremente a través de las bandas o poleas. La fricción conduce a una mayor irritación e hinchazón del tendón hasta que finalmente se forma un nudo o nódulo en el sitio de frotamiento e irritación del tendón.
Cuanto más grande sea el nódulo del tendón, peor será el desplazamiento del tendón a través de la estrecha banda o polea. Por lo cual, el dedo solo se podrá estirar o doblar haciendo fuerza, cuando finalmente se supera la resistencia del nódulo en la banda del anillo, el dedo sale del bloqueo con gran fuerza y velocidad hacia la extensión.
En resumen, un dedo en gatillo o resorte es un trastorno del deslizamiento del tendón, relacionado al engrosamiento de alguno de los tendones de los dedos de la mano, siendo los más frecuentemente afectados: el anular y el pulgar, pero se puede presentar en los otros dedos también.
En situaciones de mayor compromiso, la persona pudiera necesitar de su otra mano para lograr la extensión del dedo. Aunque esta afección también es conocida como tenosinovitis estenosante, recientes estudios han afirmado que la inflamación ocurre en el tendón y no realmente en las vainas del tendón, por lo cual referirse a esta enfermedad con ese nombre no es lo más adecuado.
Si quieres conocer más acerca de qué trata la tenosinovitis, a continuación, te dejaremos un vídeo en donde se te explicará de manera detallados todo lo relacionado a esta afección:
Esta lesión suele afectar a personas cuyas actividades diarias u oficios implican acciones de agarre repetitivas. La probabilidad de desarrollar un dedo en gatillo es del 2-3%, pero en la población diabética, aumenta al 10%. Las más frecuentemente afectadas son las mujeres, además, cuenta con una alta incidencia en personas con edades comprendidas entre los 40 y 60 años y en las personas que tienen ciertas condiciones de salud como: artritis reumatoide, gota, hipotiroidismo, diabetes o síndrome del túnel carpiano.
El dedo en resorte es un problema bastante frecuente. Se estima que 28 personas de cada 100.000 tienen dedo en gatillo al año.
Puede darse en personas de cualquier edad, pero es más común en mujeres de entre 50 y 60 años https://t.co/ZF3frz017d— Colegio Oficial de Fisioterapeutas de Murcia (@COFIRMoficial) May 8, 2019
Los primeros signos indicativos de esta lesión en la mano a menudo son dolor y ocasionalmente hinchazón o inflamación en la base del dedo afectado, especialmente en la palma de la mano. En algunas personas también se puede evidenciar rigidez matutina o sensación de tensión. Sin embargo, el signo típico de esta afección es el chasquido con dolor durante el movimiento de extensión del dedo, el cual se incrementa dependiendo de lo avanzado que se encuentre.
El dolor no solo se siente en la ubicación de la inhibición del movimiento, sino también en el lado extensor de las articulaciones.
Aunque el problema se localiza en la palma de la mano (cabezas metacarpianas), a menudo se siente que el chasquido ocurre en el medio del dedo. En casos muy avanzados, el dedo puede estar constantemente bloqueado en la posición de flexión o extensión. Los dedos: pulgar, medio y anular son los más frecuentemente afectados. Es importante destacar que varios dedos pueden verse afectados al mismo tiempo o de manera consecutiva.
Todavía no está del todo claro exactamente qué hace que aparezca un dedo en resorte. Se manejan varias teorías como: una disposición congénita, sobrecarga crónica de dedos asociada a actividades estresantes (laborales o deportivas) y lesiones. Por ejemplo, los artesanos y los jardineros ejercen una gran presión sobre sus dedos y manos, durante muchos años. Algunas veces el fenómeno ocurre como parte de una enfermedad como:
Este tipo de lesión se puede prevenir parcialmente, las medidas se centran primordialmente en el control de los aspectos que predisponen a la lesión, por ejemplo, si existe una enfermedad subyacente como la artritis reumatoide o la diabetes, estas deben estar tratadas y monitoreadas adecuadamente para evitar el desarrollo del dedo en gatillo.
Otro de los factores en los que se puede incidir es en la ejecución apropiada de las actividades diarias o las laborales que sean estresantes para los dedos, habrá que evitar los movimientos repetitivos y exagerados que pongan en riesgo la estructura tendinosa. Para ello se sugiere realizar pausas frecuentes ante tareas de mayor exigencia, o alternar las tareas para evitar el sobreuso y desgaste.
Además, para optimizar estas medidas preventivas es beneficioso realizar ejercicios de fortalecimiento y estiramiento de los músculos del antebrazo y la mano.
El diagnóstico diferencial debe realizarse con patologías que afecten las estructuras sinoviales y el deslizamiento de los tendones, así como:
Por lo general el médico o el fisioterapeuta puede diagnosticar durante el examen físico y con el interrogatorio, profundizando en la forma de aparición de los síntomas, antecedentes de salud (enfermedades subyacentes) o si fueron desencadenados por alguna actividad potencialmente lesionante.
En el examen físico se procura hacer abrir y cerrar los dedos de la mano, constatando la presencia de los signos inflamatorios característicos de la lesión, determinando la presencia del atascamiento articular en las zonas de dolor, así como en el deslizamiento de los tendones. Para ello existen pruebas manuales especializadas para evaluar el funcionamiento de los tendones, tales como la prueba de Finkelstein y de Linburg, orientadas a diagnosticar una tenosinovitis de DeQuervain o alteraciones congénitas del tendón flexor respectivamente, lo que permite también la obtención de un diagnóstico diferencial. En el examen físico de los casos positivos de esta enfermedad, suelen ser palpables también los nódulos en la parte anterior de la palma, así como el chasquido localizado durante el movimiento.
El diagnóstico del dedo en gatillo no requiere de radiografía ni de pruebas paraclínicas, sin embargo, el profesional de salud puede solicitar estudios de resonancia magnética, con la finalidad de evidenciar la presencia de alteraciones del tendón flexor, así como la ubicación del nódulo.
Mientras no se evidencian molestos síntomas y que el chasquido aún no sea tan pronunciado, el tratamiento médico será conservador. Inicialmente, algunos médicos suelen indicar la infiltración local con cortisona. La cortisona tiene propiedades descongestionantes y antiinflamatorias que disminuyen las molestias en el paciente, mejorando el desplazamiento del tendón a través de las poleas o vainas flexoras de la mano. Además, también se suele indicar el uso de férulas de polipropileno para el dedo afectado. Aunque estas medidas pueden resultar beneficiosas a corto plazo, con ellas no se logra un alivio de los síntomas de manera permanente. Si el tratamiento conservador no conduce al éxito, se considera la cirugía.
La operación es realizada de manera ambulatoria con ayuda de un anestésico local. El procedimiento da inicio con una pequeña incisión (1,5 cm de largo) en la palma de la mano, por allí se muestra la banda o polea afectada (principalmente la polea A1) y se divide completamente.
Si el tejido del tendón esta severamente inflamado, se extirpa durante este procedimiento.
Finalmente, el cirujano de mano sutura la piel, realiza un vendaje compresivo en la mano operada, dejando todos los dedos y el pulgar libres. Este vendaje dura uno o dos días, posterior a ello se indica el libre movimiento de la zona, pero sin esfuerzo. Después de aproximadamente 3 semanas, la banda o polea intervenida quirúrgicamente sana nuevamente y se ensancha significativamente en el sitio de la división. Esto hace que disminuya la presión sobre el tendón flexor engrosado y el mismo puede deslizarse nuevamente a través de las bandas o poleas sin resistencia. La función de la banda de anillo A1 es asumida principalmente por la polea A2.
Aunque son infrecuentes, como todo procedimiento quirúrgico también involucra ciertos riesgos o complicaciones a corto y largo plazo. Especialmente en el pulgar, ya que en este existe el riesgo de que uno de los dos nervios del pulgar pueda lesionarse. Esto conduce no solo a un entumecimiento en la mitad del pulgar, sino a menudo a la instauración de un dolor electrizante (tipo corrientazo) desagradable en el sitio de la lesión.
Si la enfermedad ha existido durante mucho tiempo, o la tensión del canal del tendón fue extremadamente pronunciada, a menudo hay un ligero impedimento para la extensión en la articulación media del dedo afectado. Sin embargo, esto mejora en el transcurso de unos pocos meses con fisioterapia. Muy raramente hay infecciones o trastornos graves del movimiento.
El abordaje fisioterapéutico en el tratamiento conservador implica en primer lugar las consideraciones posturales y preventivas orientadas a evitar el progreso de la lesión. Orientar sobre los movimientos y actividades lesionantes, medidas que contemplen:
La fisioterapia suele no aplicarse para restablecer el movimiento luego de inyectar corticosteroides, puesto que la persona recuperar su movilidad de forma espontánea, no obstante, en casos más complicados se usan diversas técnicas, como las descritas a continuación:
Para evitar que se peguen o se adhieran los tendones flexores, los dedos deben moverse el día de la operación y la mano debe usarse lo más normal posible en la vida cotidiana una vez retirado el vendaje.
En esta etapa el fisioterapeuta cumple un importante papel, ya que se encarga de restablecer las capacidades funcionales alteradas. Indicando inicialmente movilizaciones activas y pasivas de todas las articulaciones interfalángicas. Cuidando de no provocar dolor al hacerlo. El masaje terapéutico y las técnicas manuales como el drenaje linfático manual están indicadas primordialmente para disminuir el edema y la inflamación. una vez retirados los puntos de sutura (2 semanas después de la cirugía) se procede a realizar manipulaciones en la cicatriz.
Además, se indican deslizamientos articulares para promover la mecánica articular óptima, así como favorecer la propiocepción del dedo afectado.
Finalmente, el terapeuta aplica ejercicios de fortalecimiento intensivo en fases finales de la recuperación para incrementar la fuerza de prensión y promover el retorno a la funcionalidad. En casos particulares, esta fase puede hacerse con apoyo de electroterapia, orientada a favorecer la contracción muscular de los flexores de los dedos.
Aliviar las molestias en el dedo y en la mano afectada suele resultar una tarea difícil, es por ello que te dejamos algunas recomendaciones en nuestro portal de YouTube FisioOnline, a través de videos podrás aprender las técnicas indicadas para el dedo en gatillo entre otras recomendaciones que te brindan profesionales fisioterapeutas.
Antes de dar inicio a un abordaje terapéutico de tu mano afectada, es necesario que comprendas todo los relacionado a esta afección, para que las recomendaciones terapéuticas puedas llevarlas a cabo satisfactoriamente:
Los efectos que ocasiona la combinación de calor y frío son altamente beneficiosos para esta afección, por lo que uso puede mejorar el desplazamiento del tendón en etapas agudas. Aprende a cómo llevar a cabo esta técnica terapéutica en el vídeo a continuación:
La recuperación de esta lesión depende del abordaje tomado, por lo general en un tratamiento conservador, en 10 días aproximadamente la persona podría estar reanudando actividades con prensión suave. Sin embargo, la recuperación del abordaje quirúrgico se tarda más de 3 semanas, con el consiguiente riesgo de generar adherencias si no se realiza un apropiado seguimiento de la evolución.