Accidentes automovilísticos, caídas y agresiones físicas son algunos de los escenarios que terminan con una fractura de costilla, además los remeros y atletas de alto rendimiento pueden pacederla, debido al alto nivel de estrés al que exponen su tórax. Esta lesión ósea afecta el movimiento del tronco y la respiración. Aunque con frecuencia su tratamiento es conservador, la cirugía siempre es una opción. Obtenga más información sobre las fracturas de costillas a continuación.
Una fractura de costillas es una lesión ósea que afecta la continuidad del tejido óseo de uno o más de los huesos curvos que constituyen la caja torácica. Esta lesión torácica ha sido reportada y descrita por las primeras civilizaciones, siendo las más destacables la encontrada en el documento médico y científico más antiguo conocido como el Papiro Edwin Smith, creado por el erudito egipcio Imhotep alrededor del año 3000 a. C. Y la realizada por el médico griego Hipócrates (460 a. C.- 370 a. C) el cuál además mencionó la asociación de las lesiones de la pared torácica y la hemoptisis como resultado de fracturas de costillas.
La caja torácica se trata de un armazón que protege a órganos vitales como los pulmones, el corazón y el hígado, esta estructura es firme pero flexible gracias principalmente al armazón constituido por las costillas.
Estas estructuras anatómicas son huesos curvos, emparejados lateralmente (doce pares) y unidos unilateralmente uno encima del otro por músculos (músculos intercostales) los cuales se aseguran de brindar una estabilidad flexible.
Existen tres tipos de costillas, estas se diferencian según su diámetro y su relación con el hueso esternón:
Existen diferentes formas para clasificar a esta lesión ósea, siendo los más destacables los siguientes:
La mayoría de los casos que presentan esta lesión ósea, sufren fracturas de costillas simple y cerrada, en la que los fragmentos son estabilizados por las estructuras circundantes y no se desplazan entre sí.
Dependiendo de la gravedad de la fractura, se pueden desarrollan complicaciones inmediatas, así como también la misma puede dejar secuelas importantes en quien la haya sufrido. Algunas de las más comunes son las siguientes:
Debido a que los niños cuentan con unas costillas más flexibles y elásticas, estos tienen menos probabilidad de sufrir una lesión de este tipo, a diferencia que los adultos y los ancianos, los cuales son más propensos este tipo de lesiones que las personas más jóvenes. Varios estudios han reportado que la incidencia de fracturas de costillas debido a trauma oscila entre 7 y 40%. Así mismo también indican el traumatismo torácico cerrado ocurre en el 50% de los casos por accidentes. Aunque muchos casos no son considerados mortales, pueden ocasionar lesiones viscerales graves dentro del abdomen y tórax.
De las personas afectadas por esta lesión, destacamos al futbolista argentino Kun Agüero, quien actualmente en 2020 es delantero del Manchester City.
Ahora ya estoy en mi casa de Manchester después de haber sido evaluado por los médicos del City. Tengo fractura de costilla.
— Sergio Kun Aguero (@aguerosergiokun) September 29, 2017
El síntoma más destacable es el dolor localizado sobre la zona de la costilla lesionada, que aumenta con la respiración. La respiración profunda, el estornudo y la tos son acciones particulares que causan dolor directamente sobre el área de la fractura. Debido al dolor, puede presentarse dificultad para respirar o restricción de la respiración, lo que puede tener un efecto negativo en el suministro de oxígeno y las funciones pulmonares, lo que aumenta el riesgo de infecciones particularmente en adultos mayores, personas fumadoras o con diagnósticos de enfermedades pulmonares.
El síntoma más destacable es el dolor localizado sobre la zona de la costilla lesionada, que aumenta con la respiración.
El mayor riesgo de esta lesión en la zona costal es la perforación de los pulmones, el corazón o la arteria principal (aorta) por la costilla rota. Esto puede provocar hemorragia masiva en los pulmones (hematotórax) o colapso de los pulmones por la entrada de aire (neumotórax). Las lesiones de los vasos sanguíneos, los nervios adyacentes y las áreas pulmonares son posibles después de esta lesión costal, pero afortunadamente son lesiones muy poco frecuentes.
Las fracturas en la pared frontal del tórax generalmente tienen un mayor impacto en la respiración que las fracturas en la espalda, porque en esta última región las costillas se estabilizan por los músculos de la espalda. Si se trata de fracturas en serie, en donde varias costillas (una contigua a la otra) se vean fracturadas, se puede desarrollar un tórax inestable o volet costal.
Además, de un tórax inestable (volet costal), se desarrolla un notable signo de esta lesión, o sea, la aparición de movimientos de respiración anómalos en forma de una respiración paradójica e inversa. En personas sanas, la caja torácica sube y baja, al inhalar y exhalar. En el caso de la respiración paradójica e inversa, el fragmento costal fracturado se mueve hacia adentro cuando se inhala y se mueve hacia afuera cuando se exhala. Como resultado, los pulmones están constreñidos, hay dificultad para respirar porque los pulmones ya no se llenan adecuadamente de aire, y ya que la respiración no es eficiente la persona lesionada puede presentar otros síntomas como: descenso de la capacidad pulmonar, disminución de la ventilación alveolar e insuficiencia respiratoria con hipoxia e hipercapnia.
Generalmente, esta lesión ósea es causada por un mecanismo de trauma directo en el hueso, esto puede ocurrir en las siguientes situaciones:
Otras posibles causas están relacionadas a una previa alteración de la salud. En circunstancias normales, la tos no da como resultado una costilla fracturada. Sin embargo, ciertas enfermedades pulmonares crónicas como bronquitis, asma alérgica, EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) y osteoporosis pueden provocar esta lesión ósea, por el esfuerzo excesivo de los músculos.
En el caso de osteoporosis, la densidad y la resistencia ósea se ven reducidas, por lo que situaciones de estrés como la tos o movimientos repetitivos que involucren el tórax pueden conducir a fracturas por estrés de las costillas.
Además, las fracturas por estrés pueden presentarse en personas sanas que expongan estos huesos a un nivel de estrés excesivo, que la estructura no puede soportar, por ejemplo, atletas remeros de alto rendimiento.
Existen algunas medidas que pueden reducir el riesgo de sufrir este tipo de lesión ósea, teniendo en cuenta que la principal causa en el impacto directo sobre el hueso, es importante hacer uso de equipos de protección para el tórax si se sabe que va a estar expuesto a una situación de impacto, por ejemplo, en caso de deportes de riesgo o de contacto (fútbol, motociclismo deportivo, balonmano, hockey y artes marciales). Si bien es difícil prevenir esta lesión cuando la causa es un accidente traumático, se pueden llevar a cabo ciertas acciones para reducir el riesgo de padecerlas, tales como:
Un diagnóstico certero en la mayoría de los casos puede obtenerse a simple vista con la valoración clínica, pero existen algunos diagnósticos que ocasionan síntomas similares a esta lesión. Tales diagnósticos son los siguientes:
Para la obtención del diagnóstico, inicialmente el médico realiza la anamnesis mediante una entrevista detallada al paciente, en donde pregunta específicamente sobre las posibles causas, como: accidentes, eventos traumáticos, enfermedades asociadas y los síntomas presentes. En el caso de politraumatizados o pacientes que no estén conscientes, la valoración médica es llevada a cabo directamente con ayuda de pruebas paraclínicas objetivas como los estudios imagenológicos.
Un examen físico del tórax le da al especialista, importante información médica que corrobora la sospecha, si se presentan signos y síntomas como: dolor intenso al palpar el pecho y durante la respiración, presencia de crujidos audibles o crepitación, o un tórax notablemente inestable con una respiración paradójica, es indicativo de esta lesión ósea. Además, en el examen físico se valora mediante la auscultación el estado de la función pulmonar y cardíaca, frecuentemente alterada por esta lesión.
El estudio más importante en la valoración médica es un examen de rayos X (radiografía de tórax), ya que estas realizada en varios planos suelen ser suficientes para determinar un quiebre de costilla, además, por la dirección de los fragmentos es posible evidenciar la presencia de un neumotórax o un hematotórax. Adicionalmente con la ayuda de una tomografía computarizada (TC) del tórax, se pueden descartar estas complicaciones.
Cuando se evidencia que se han fracturado la novena a duodécima costilla, el médico presta especial atención al hígado y el bazo, ya que estos pueden estar afectados. Estas lesiones se pueden examinar con precisión con un examen de ultrasonido o ecografía.
Generalmente la atención médica en un inicio es conservadora y está compuesta por la indicación de medicamentos antiinflamatorios no esteroideos como el ibuprofeno o el diclofenaco. En el caso de fracturas múltiples o en serie, a veces se necesitan medidas adicionales como la indicación de opiáceos o el bloqueo de los nervios intercostales (esto hará que el paciente no sienta dolor durante aproximadamente 6-8 horas.). Si hay tos crónica que impida al paciente respirar, es suprimida con medicamentos. Otra de las medidas conservadoras indicadas por varios médicos es la inmovilización parcial mediante vendajes adhesivos u órtesis y la fisioterapia respiratoria.
Teniendo en cuenta que esta lesión ósea compromete el sueño de quien la padece, los médicos recomiendan al paciente dormir sobre el lado costal fracturado, para permitir que el lado no afectado pueda cumplir con los requerimientos de una respiración profunda.
Si bien el abordaje conservador es la primera elección, ya que con el se logran excelentes resultados, existen ciertas situaciones que obligan al médico a seleccionar un abordaje quirúrgico como método de tratamiento. Algunas de ellas son las siguientes:
Rara vez se requiere cirugía, ya que las partes fracturadas permanecen estabilizadas por el periostio y los músculos adyacentes hasta el punto de que apenas se mueven uno contra el otro, por lo tanto, estas estructuras óseas a diferencia de otras, tienen altas probabilidad de sanar correctamente sin cirugía.
Sin embargo, la cirugía se convierte en una opción terapéutica si existen algunas de las especificaciones anteriormente mencionadas. Esta cirugía realizada bajo anestesia general, consiste en una reducción de los fragmentos del hueso con fijación interna mediante material de osteosíntesis, con ello se consigue que los fragmentos fracturados consoliden adecuadamente.
El fisioterapeuta trabaja en conjunto con el médico traumatólogo con la finalidad de ofrecer la rehabilitación óptima de los movimientos y las funciones costales alteradas. Si bien, es necesario la reducción parcial de la movilidad del tórax, esto no quiere decir que se requiera la inmovilización total, si no la protección física con actividades reducidas que serán indicadas por el fisioterapeuta, para no causar mayor desplazamiento de los fragmentos de la fractura.
El fisioterapeuta trabaja en conjunto con el médico traumatólogo con la finalidad de ofrecer la rehabilitación óptima de los movimientos y las funciones costales alteradas.
Dado que las fracturas costales no se curan inmediatamente después de unir los fragmentos, las medidas iniciales de fisioterapia respiratoria por un periodo de 3-4 semanas estarán orientadas inicialmente al mantenimiento de la función pulmonar para evitar el acúmulo de secreciones y la instauración de infecciones. Así como también al control del dolor y la inflamación presente, en este periodo de tiempo serán necesarias técnicas y herramientas terapéuticas tales como:
Una vez cumplido este período, se comprueba si el hueso ha consolidado mediante estudios de imagenología (rayos X), las intervenciones se pueden enfocar más en el movimiento y la recuperación funcional, sin dejar de lado la función y la salud del sistema respiratorio. Para ello es probable que el fisioterapeuta haga uso de las siguientes técnicas y herramientas terapéuticas:
En nuestro canal de YouTube FisioOnline podrás encontrar infinidad de vídeos en donde especialistas en rehabilitación y fisioterapia respiratoria, te brindarán oportunos consejos para que reduzcas las molestias de distintas afecciones. es necesario destacar que los vídeos que te dejaremos a continuación, no podrán remplazar en ningún momento la intervención y la valoración directa de un profesional de la salud, por lo que recomendamos consultar a su médico o fisioterapeuta de confianza antes de seguir con alguna de las indicaciones de los presentes vídeos.
El dolor costal puede ser manejado a través de intervenciones naturales, por lo que te dejamos un tratamiento a base de plantas terapéuticas, entre otros consejos que te ayudarán a obtener analgesia frente al dolor costal:
Sin el músculo diafragma, la respiración no podría ser efectiva por lo que ante esta lesión ósea es importante mantenerlo en un estado óptimo. Para ello te dejamos en el vídeo a continuación ejercicios diafragmáticos para aumentar la expansión de la caja torácica mediante la relajación muscular:
Una vez consolidado el callo es importante recuperar la biomecánica dela respiración costal, es por ello que te recomendamos ver el siguiente vídeo en donde la fisioterapeuta Diana Gallego te explicará detalladamente como entrenar la respiración costal mediante ejercicios:
La respiración es una función vital que puede verse reducida después de una lesión de este tipo, por lo que te recomendamos ver el siguiente vídeo, ya que en el podrás encontrar importante información para recuperar tu salud respiratoria mediante una rutina de ejercicios, automasajes y estiramientos:
El proceso de curación en el caso de esta lesión es bastante variable y depende de la gravedad del trauma, el grado de dolor y el tratamiento seleccionado, ya que esta puede tratarse de forma conservadora o quirúrgica. Pero en la mayoría de los casos, el dolor costal disminuirá después de aproximadamente dos semanas, mientras que el período de curación del hueso es de cuatro a seis semanas, siendo poco probable un período de curación más corto.
Para lograr un pronóstico favorable es importante la protección física sin inactividad completa.
Esto significa que debe moverse normalmente, evitar levantar objetos pesados o realizar actividades que le causen dolor. Con respecto a los deportes de contacto, definitivamente debes esperar hasta que el hueso se haya curado por completo (esto puede tomar hasta dos o tres meses). Para estar seguro, se suele indicar una nueva radiografía de tórax. Además de los deportes y la actividad física intensa, no se necesita mantener muchos cuidados después de padecer unas costillas fracturadas, por lo que puede continuar con su vida cotidiana como de costumbre.