Un cambio abrupto de dirección durante el entrenamiento o un impacto lateral en la rodilla pueden alterar la posición anatómica de la rótula o patela, ocasionando la subluxación o luxación de la misma. Las personas afectadas sufren un intenso dolor de rodilla e incapacidad funcional de la pierna. Casi siempre la patela vuelve a su posición por sí sola, pero en ocasiones requiere asistencia médica para lograrlo. Aquí conocerás más acerca de la luxación de rótula:
Para entender cómo se desarrolla esta lesión de rodilla, es necesario aclarar varios aspectos anatómicos de la misma, principalmente de aquellas estructuras que guardan relación directa con la rótula o patela: ligamentos y tendones.
La rótula o patela, es un hueso que visto de frente es de forma triangular, que se encuentra ubicado frente a la articulación de la rodilla y se articula con la tróclea femoral. La rótula se mantiene en su lugar mediante ligamentos (lig. patelofemoral medial y lateral; lig. patelotibial lateral y medial), tendones (tendón rotuliano; tendón cuadricipital) y músculos (cuádriceps). Su función principal es la transmisión de la tensión generada por el músculo cuádriceps hacia la parte inferior de la pierna sin interrupción, lo que permite extender la rodilla.
La luxación de rótula o rotuliana es una lesión de rodilla en la que la rótula pierde su posición anatómica y se desplaza fuera de su zona de deslizamiento. Esta lesión resulta ser muy dolorosa para quien la padece y aunque en muchos casos, la rótula regresa a su surco troclear por sí sola (autoreducción), esta luxación a menudo resulta en lesiones de ligamentos, cartílagos y huesos. Frecuentemente la luxación rotuliana se origina producto de la rotura del ligamento patelofemoral medial, que conduce a la pérdida de estabilización medial y al desplazamiento lateral de la rótula. En pocos casos se presenta una luxación interna o medial.
Las causas más comunes resultan ser los accidentes y los movimientos rápidos tipo torsión de la rodilla (frecuentes en diversos deportes). Sin embargo, existen otros factores que pueden promover su aparición cómo una deformidad congénita de la rótula y la malposición de las rodillas (valgo o varo). Estas situaciones cambian el ángulo entre el tendón del cuádriceps y el tendón rotuliano, lo que perjudica el movimiento de la rótula en la articulación de la rodilla bajo cargas, conllevando a esta lesión.
Se puede decir que existen dos tipos de luxaciones de rótula, las que ocurren por primera vez (primarias) y la que ocurren de manera recurrente (recidivantes). Las últimas resultan ser las más frecuentes, ya que la primera sin no es tratada adecuadamente suele dejar una inestabilidad rotuliana crónica, que conduce a luxaciones repetitivas, que ha futuro puede traer como consecuencia algunas condiciones tales como: artrosis temprana de rodilla, condromalacia rotuliana o artrosis patelofemoral
Las mujeres se ven afectadas con más frecuencia por una luxación de rótula que los hombres (sin embargo, todos pueden padecerla). Esta lesión tiende a afectar a personas jóvenes y activas, por lo que los adolescentes y los deportistas tienen un mayor riesgo de padecerla. Se informa que su incidencia es de 5,8 por 100.000, pero podría llegar a 29 por 100.000 en la población adolescente. En España se ha estimado que 1 de cada 20.000 la ha padecido. Las primeras luxaciones suelen ocurrir antes de los 20 - 30 años. La tasa de recurrencia después de una luxación primaria, es de alrededor del 15-60%. Es muy prevalente en deportistas, especialmente futbolistas. De las personas afectadas por esta afección destacamos al futbolista argentino Óscar Ustari, quién sufrió esta luxación durante un partido de fútbol en 2017.
Oscar Ustari sufrió una luxación de la rótula de la rodilla izquierda. La imagen es impactante. pic.twitter.com/JGflr6lrai
— Augusto Cesar (@Augustocesar22) November 2, 2017
Si bien esta luxación puede originarse producto de un accidente o impacto lateral sobre la rodilla (luxación primaria), en la mayoría de los casos se origina producto de una combinación desfavorable de factores, que inicialmente provoca la inestabilidad rotuliana y finalmente conduce a la dislocación.
Los factores anteriormente mencionados pueden en combinación con un movimiento leve de rotación o un mínimo impacto, resultar en la luxación de la rótula. La dislocación puede hacer que se desgarre la banda interior de la rodilla (ligamento patelofemoral medial). Además, es posible que ocasione daños consiguientes como la destrucción del cartílago retropatelar y la fractura del tejido óseo.
Los síntomas y signos son inmediatamente notables por la persona lesionada al momento de producirse la luxación, los principales son los siguientes:
En la mayoría de los casos, ocurre lo que se conoce como auto-reposicionamiento o autorreducción. Esto significa que la rótula regresa a su deslizamiento normal con un ligero movimiento. La luxación rotuliana es una afección muy grave de la articulación de la rodilla que incluso si el hueso regresa espontáneamente a su posición, los huesos, ligamentos y cartílagos adyacentes pueden sufrir daños permanentes. Por tanto, recomendamos solicitar atención médica inmediatamente después de sufrida la dislocación.
Resulta ser una afección muy dolorosa, que a menudo ocasiona un shock en los afectados. Si el hueso frontal de su rodilla sobresale de manera repentina, es muy importante que primeramente conserve la calma y siga las siguientes recomendaciones:
Si la patela no retornó a su posición solicite asistencia médica lo antes posible. Esto también se aplica a los casos en donde la rótula se ha deslizado hacia la articulación por sí sola.
Aunque la luxación primaria resulta difícil de prevenir, ya que se trata de una lesión rápida e inesperada. Sin embargo, si presenta uno de los factores que predisponen tal dislocación (como los anteriormente mencionados) la medida profiláctica más eficaz es el entrenamiento dirigido a los músculos que estabilizan la rodilla. A continuación, te dejamos algunas recomendaciones para reducir el riesgo de padecer esta afección:
Existen algunas patologías que ocasionan la misma clínica que las subluxaciones rotulianas, es por ello que es importante descartar la presencia de alguno de los siguientes diagnósticos:
Además, es importante destacar que, si esta dislocación es reincidente, en ocasiones puede conducir a la aparición de uno de los diagnósticos anteriormente mencionadas.
Si la patela todavía está dislocada, el diagnóstico se puede hacer con solo mirarla. Si este no es el caso, de igual manera los síntomas que provoca suelen ser tan característicos, que permiten a un médico capacitado hacer un diagnóstico mediante la inspección visual. Es importante que, si existe la sospecha de haber padecido esta lesión, se realice una valoración completa, incluso si los síntomas ya no existen. Una anamnesis detallada, así como un examen físico exhaustivo, son requisitos clave para un tratamiento exitoso. Además, los estudios de imagen proporcionan importante información sobre las posibles causas y evidencia lesiones asociadas.
Él profesional de salud usa ciertos exámenes para verificar si la articulación de la rodilla está realmente luxada. Una prueba clave es la llamada prueba de aprehensión rotuliana. En esta prueba el especialista ejerce una presión lateral sobre la rótula y la empuja hacia afuera. Si el paciente muestra una postura defensiva o si el músculo del muslo (cuádriceps) reacciona intensamente, es signo de dislocación. Además, se mide el ángulo Q y se verifica la posición de las rodillas, siendo notables en esta afección, la presencia de una patela alta, valgo de rodilla o de una hiperextensión de la rodilla.
Las pruebas imagenológicas ayudan a examinar la articulación de la rótula y sus estructuras circundantes, en busca de posibles lesiones acompañantes. Se utiliza principalmente:
En casos donde estos estudios ofrezcan una información dudosa, también será necesaria una artroscopia diagnóstica. Además, en este procedimiento, el cirujano puede extraer fragmentos rotos de hueso o cartílago y reparar el daño al cartílago.
En los casos que el hueso de la rodilla no haya recuperado su posición, la reducción manual realizada por parte del médico, suele ser un abordaje terapéutico suficiente si la rótula se ha salido por primera vez. En esta reducción el especialista extiende lentamente la pierna en la rodilla y guía con cuidado la rótula a su posición anatómica. Antes de la reducción manual, el doctor le brindará alguna medida analgésica (fármacos analgésicos o sedantes), asegurándose así que no perciba dolor durante la maniobra.
Tan pronto como la rodilla recupere su posición, el doctor indica un férula o vendaje especial, el cual se mantendrá durante tres a cuatro semanas. Esto estabiliza la pierna en extensión, lo que permite al paciente poner todo el peso sobre la pierna lesionada. Seguidamente indica fisioterapia para rehabilitar el aparato extensor lesionado y asegurar que no ocurran recidivas.
Si hay daños extensos en el cartílago o hay desgarros en los ligamentos estabilizadores, defectos en el aparato de sujeción o si se separa un fragmento de tejido óseo subcondral, se debe realizar una terapia quirúrgica. De igual forma, si el afectado es un deportista de alto rendimiento o es una persona que ha padecido repetidas dislocaciones, la cirugía generalmente se usa en todos estos casos algún momento, para asegurar que no ocurran nuevas luxaciones y se logre una curación a largo plazo.
Existen variedad de técnicas quirúrgicas para solucionar correctamente esta lesión, todas ellas tienen el objetivo de reducir la tensión lateral sobre la rótula y así reducir el riesgo de dislocación. En la actualidad, la llamada cirugía artroscópica es suficiente en muchos casos. En esta intervención, el cirujano realiza diversas técnicas quirúrgicas a través de pequeños accesos en la piel, algunas de estas técnicas son:
Cualquiera que sea la opción quirúrgica, es de vital importancia la rehabilitación posquirúrgica por lo cual la mayoría de los médicos indican fisioterapia para lograr la recuperación funcional total de la articulación intervenida.
Si deseas conocer más acerca de las intervenciones quirúrgicas disponibles para esta lesión, te recomendamos ver el siguiente vídeo en donde un doctor especialista en traumatología y ortopedia te explicará de manera detallada cómo se lleva a cabo la cirugía en este caso:
La fisioterapia cumple un importante papel en el tratamiento conservador y durante el período posoperatorio, en ambos casos inicialmente tiene como objetivo mejorar la movilidad, aliviar el dolor e infamación de rodilla y posteriormente desarrollar específicamente la propiocepción y la fuerza de los músculos estabilizadores de la rodilla, para en un principio evitar una nueva luxación, y, a largo plazo, evitar el desarrollo de artrosis en la articulación patelofemoral. Para ello, se realiza una prescripción de ejercicio terapéutico adaptado a las necesidades y a las características biomecánicas del paciente.
El entrenamiento no se realiza inmediatamente después de la dislocación, sino solo cuando se considera que la rodilla está estable nuevamente, posterior a 2 – 4 semanas (dependiendo del caso), ya que, si no se le permite al cuerpo, sanar las estructuras lesionadas, el riesgo de sufrir una nueva luxación tras la primera es bastante alto. Algunas de las intervenciones fisioterapéuticas llevadas a cabo son:
La fisioterapia es vital después del período de inmovilización, la movilidad de las rodillas mejora continuamente y, después de aproximadamente 8 semanas, se inicia un entrenamiento con mayor intensidad. La intervención fisioterapéutica continúa durante al menos 4 a 6 meses en la mayoría de los casos. Sin embargo, en el caso de la rehabilitación posoperatoria depende de la cirugía realizada. El tiempo de recuperación de una cirugía de medialización y distalización de la tuberosidad tibial anterior, y las osteotomías tardan considerablemente más, que una reconstrucción ligamentaria. La recuperación de estas cirugías puede durar de 6 meses a un año.
La intervención fisioterapéutica continúa durante al menos 4 a 6 meses en la mayoría de los casos..."
En nuestro canal de YouTube FisioOnline podrás encontrar variedad de vídeos realizados por profesionales fisioterapeutas y doctores expertos en rehabilitación física, que te brindará sus conocimientos para ayudarte a recuperar de esta lesión de rodilla. Es importante destacar que los presentes vídeos no reemplazan la asistencia médica y fisioterapéutica personalizada, por lo cual, si padeces esta luxación acude con tu profesional de salud de confianza.
Primeramente, te mostramos cómo ubicar el hueso luxado y cómo saber si se trata de esta luxación. Además, te mostraremos cuáles son los tratamientos disponibles tanto médicos como fisioterapéuticos, y como está indicado en cada caso:
Tratándose de la principal medida terapéutica usada en esta afección de salud, es importante que conozcas cómo usarla correctamente y por cuanto tiempo usarla. Es por ello, que te recomendamos ver el siguiente vídeo en donde un fisioterapeuta especializados te mostrará cuando y porque usar una órtesis de rodilla:
El cuádriceps es el principal protagonista del aparato extensor, en la luxación de patela este aparato extensor se ve alterado. Para recuperar la salud y de la rodilla, y evitar el riesgo de aparición de nuevas luxaciones es importante realizar un entrenamiento y fortalecimiento intensivo de los cuádriceps:
La propiocepción es fundamental para recuperar la salud de la rodilla, por lo que es importante integrarla en el programa de rehabilitación. Te mostraremos en el siguiente vídeo ejercicios propioceptivos simples, que se pueden realizar en las primeras semanas de rehabilitación:
Después de superar la dificultad del entrenamiento anterior, continua con un nivel más de dificultad para ganar estabilidad y recuperar la propiocepción de la rodilla, mediante los ejercicios mostrados en el siguiente vídeo:
Posterior a varias semanas de rehabilitación, es importante avanzar al último nivel del entrenamiento propioceptivo. A continuación, te enseñaremos ejercicios propioceptivos más avanzados que los anteriormente mencionados:
Un pronóstico favorable en esta luxación depende principalmente del inicio del tratamiento y del tiempo de inmovilización (que debe durar al menos 4 semanas). Es común que los pacientes afectados que presentan una regresión instantánea de la patela, no suelen solicitar asistencia médica, sin embargo, como hemos destacado en este artículo, es necesario solicitarla, si no se quiere padecer de nuevas lesiones a corto y largo plazo.
Con una terapia oportuna, el pronóstico de este tipo de luxaciones es favorable, la mayoría de los casos pueden lograr una recuperación completa posterior a 6 meses o a un año (es variable en cada caso). Sin embargo, un inicio tardío de la terapia reduce esta probabilidad y puede causar nuevas luxaciones y otras importantes condiciones y enfermedades de por vida.