El proceso degenerativo por el que pasa el disco intervertebral lumbar puede verse promovido por variedad de factores: posturas inadecuadas, sedentarismo, falta de ejercicio, tabaquismo, sobre entrenamiento deportivo entre otros. Trayendo cómo consecuencia patologías del disco como la protrusión discal lumbar (mal llamada protusión). Obtén toda la información que necesitas sobre una de las lesiones más frecuentes en los discos intervertebrales a continuación:
Para que comprendas mejor de que trata este tipo de patología del disco intervertebral, te hablaremos un poco acerca de las estructuras anatómicas involucradas: los discos intervertebrales lumbares.
A diferencia de las vértebras, los discos intervertebrales no se constituyen de tejido óseo, sino que básicamente se tratan de tejidos blandos de consistencia cartilaginosa.
Dado que la columna lumbar es una de las porciones más inferiores, sostiene una carga mayor que los discos intervertebrales de la columna torácica o cervical. Es por ello que los cuerpos vertebrales y los discos de esta zona son particularmente más grandes y anchos que los superiores.
Los discos tienen forma de cuña para que coincida con las curvaturas fisiológicas de la columna vertebral. En el caso de la columna lumbar, son más altas en la cara frontal que en la superficie de la cara posterior, para lograr coincidir con la curvatura lordótica de esta región.
Cada uno de los discos intervertebrales tiene un anillo externo (anillo fibroso) y un centro gelatinoso interno (núcleo pulposo).
El anillo fibroso se trata de una estructura fibrosa constituida por fibrillas de colágeno, que cuenta con propiedades mecánicas y una alta resistencia a la tracción y a la compresión.
Con respecto al centro gelatinoso interno (núcleo pulposo) de cada uno de los discos intervertebrales, este se trata de una estructura blanda que actúa con ayuda del núcleo pulposo como un colchón de agua que distribuye uniformemente la presión y carga recibida.
Si la columna vertebral se flexiona, esta estructura puede desviarse fácilmente hacia el lado contrario hasta se retenida por el anillo fibroso. Esta función de retención puede verse deteriorada por diversos factores (envejecimiento, traumatismos etc.), lo que ocasiona que el centro pulposo se desplace dando lugar a un abultamiento o protrusión discal.
La historia de esta afección inicia en las primeras civilizaciones (egipcios y griegos), los cuales hablaban de una relación entre las afecciones de la columna y la sintomatología en las extremidades inferiores. El significado etimológico de protrusión proviene de la palabra en latín “protrusĭo” la cual significa algo así como “desplazamiento hacia delante” y que en esta afección hace referencia al desplazamiento del disco intervertebral lumbar. Los primeros reportes médicos de esta afección fueron realizados por los médicos Joel E. Goldthwait y Robert B. Osgood, quienes en 1911 señalaron que la causa de paresia de las extremidades inferiores era la protrusión discal. Sin embargo, la presencia de esta patología sólo pudo ser confirmada en 1980 gracias a los avances obtenidos en las modalidades de imagenología, con estos estudios también se pudo diferenciar los distintos niveles de degeneración en los discos intervertebrales desde la protrusión hasta la extrusión. Desde ese momento se ha determina que el abultamiento de disco no era patológico y que no debía eliminarse quirúrgicamente.
El significado etimológico de protrusión proviene de la palabra en latín “protrusĭo” la cual significa algo así como “desplazamiento hacia delante” .
Con todo lo anteriormente expuesto, podemos decir que la protrusión discal lumbar se trata de una patología degenerativa en donde el centro pulposo se desplaza (pero no se expone) y el anillo fibroso no se desgarra, sino que el mismo solo se arquea hacia afuera y se rasga muy ligeramente en el peor de los casos. Esta afección si no es tratada representa una etapa preliminar a la aparición de una hernia discal lumbar. Generalmente es indoloro, pero en ocasiones genera inflamación que puede causar dolor y restricción del movimiento en el nivel espinal afectado, además, el dolor ocasionado puede irradiarse a hacia los miembros inferiores. Aunque este cuadro sintomatológico suele ser molesto, los mismos pueden ser resueltos satisfactoriamente en la mayoría de los casos mediante abordajes terapéuticos conservadores, de los cuales les hablamos más adelante.
Cómo ya hemos mencionado, se puede considerar que la protrusión o “protusión” es una fase anterior a la aparición de una hernia discal, y forma parte de las lesiones discales más frecuentemente diagnosticadas. Observa en la siguiente infografía que otras lesiones discales pueden presentarse en la región más baja de la columna vertebral:
Debido al proceso de envejecimiento, esta afección tiene una alta prevalencia en personas mayores a 40 años. Sin embargo, la mayoría de los casos diagnosticados no presentan síntomas o molestias asociadas a esta patología. En la columna vertebral, el 95 % de las herniaciones se presenta en los espacios L4-L5 y L5- S1, debido a que estos segmentos están expuestos mayores cargas que todos los demás. Algunas veces, sin embargo, se pueden encontrar herniaciones a nivel L3-L4 y L2-L3, e incluso L1-L2 (raros casos).
La probabilidad de que su dolor de espalda se deba a una protrusión o protusión lumbar es muy baja, solo el 4% de todos los síntomas en la espalda, como el dolor, se deben este tipo de lesiones discales. El doble de hombres que de mujeres se ven afectados. De las personas afectadas por esta patología destacamos a exfutbolista argentino de 38 años Pablo Lugüercio, quien fue diagnóstica con esta patología cuando jugaba como delantero para el Club Estudiantes de La Plata.
Parte Médico
- Juan Otero: Distensión de grado 1 en ligamento lateral externo de la rodilla izquierda
- Pablo Lugüercio: Protrusión discal en columna lumbar a nivel L3 pic.twitter.com/dlQsZYA4yF— Estudiantes de La Plata (@EdelpOficial) May 8, 2018
Las lesiones en los discos intervertebrales nunca duelen porque no tienen nervios, sólo ocasionan molestias y dolor cuando entran en contacto con nervios que conducen el dolor.
En la mayoría de los casos esta patología no causa molestias, porque el disco no llega a hacer contacto con estructuras nerviosas.
Sólo se evidencian síntomas asociados a la protrusión lumbar, cuando el nivel de protusión o abultamiento es lo suficientemente grande como para hacer contacto con alguna ramificación nerviosa o si la protusión genera una importante inflamación que reduzca el espacio de una de las raíces nerviosas lumbares. Si alguno de estos son el caso, esta patología puede ocasionar molestias como:
Cuanto mayor es la protrusión intervertebral, más fibras nerviosas pueden verse afectadas y los síntomas que provoca son muy variables y están determinados por su ubicación la raíz nerviosa afectada, siendo estos los siguientes:
Es natural que el envejecimiento ocasione que la altura de la columna disminuya de forma permanente, esto debido a la deshidratación o pérdida de líquido en los discos intervertebrales, a este proceso se le denomina desecación discal. En este proceso la disminución de hidratación dentro del disco contribuye a un aumento de la tensión sobre el anillo de fibrillas que rodea a los núcleos pulposos, esto tiene un efecto negativo en los discos intervertebrales y en la salud de la espalda, por lo tanto, ocasionar la protusión.
La situación de desgaste y degeneración natural puede ser promovida por acciones o situaciones que generen presión sobre los discos intervertebrales lumbares, por ejemplo, malas posturas o compensaciones de movimiento durante un trabajo constante (por ejemplo: deportes, levantamiento de cargas). Los trastornos del desarrollo, como la enfermedad de Scheuermann o la escoliosis (curvatura incorrecta de la columna) también pueden ocasionar demasiada presión sobre los discos intervertebrales.
Además de estas enfermedades hay otras que son relativamente raras. Por ejemplo, inflamación relacionada a enfermedades autoinmunes como la poliartritis o por la infestación de bacterias (por ejemplo, tuberculosis), hongos o parásitos. Los accidentes o eventos traumáticos que provocan una severa torsión o compresión de la columna también pueden provocar lesiones de este tipo en los discos intervertebrales.
La medida más efectiva para evitar la aparición de esta lesión, es realizar actividad física de manera regular bien sea, actividades comunes como correr, caminar, nadar o actividades enfocadas en la salud de la espalda cómo Pilates, Yoga o gimnasia postural. Además, otras medidas útiles son: evitar las actividades sedentarias de la vida cotidiana, integrar pausas activas si tiene que cumplir con largas jornadas de trabajo, realizar acondicionamiento previo al entrenamiento junto con estiramientos lumbares al finalizar el entrenamiento y mantener una buena postura de la espalda no sólo al estar sentado, sino también al realizar levantamiento de objetos pesados. Para esto último te dejaremos un vídeo informativo.
Para que realices adecuadamente la última recomendación, te dejamos el siguiente vídeo en donde un fisioterapeuta experto te explicará de manera detallada como mantener una espalda sana y evitar lesiones discales de este tipo al levantar determinadas cargas en tu vida cotidiana:
Variedad de lesiones y afecciones de salud pueden conducir a la aparición de los síntomas de esta afección, tales como: trastornos miofasciales y contracturas musculares en la espalda, espondilólisis, dolor mecánico, hematomas epidurales entre otras. Sin embargo, la patología más frecuentemente confundida con esta afección es la hernia discal lumbar.
En mayor o menor medida en ambas lesiones existe un desplazamiento del núcleo pulposo, sin embargo, en la protrusión el anillo fibroso se ve indemne, mientras que en la herniación el mismo se ve rasgado por lo que el tejido que contiene (núcleo pulposo) sobresale. Otra diferencia entre ambas patologías de disco, es que la protrusión a diferencia del disco herniado, tiene una capacidad de retractación mayor por lo que se reabsorben más fácilmente que las hernias discales.
El diagnóstico diferencial de cada lesión sólo puede ser obtenido de manera certera, mediante estudios de imagen. Conoce en el siguiente vídeo cuáles son los signos radiológicos de cada patología, con ayuda de un experto fisioterapeuta que te explicará de manera breve y didáctica cuáles son los signos radiológicos de cada una:
La descripción por parte del paciente de las molestias como el dolor de espalda, es una importante información que ayuda conjunto con el examen físico a la obtención de un diagnóstico certero. Además, varias pruebas musculares, articulares, sensitivas y funcionales proporcionan información sobre las deficiencias y disfunciones causadas por los discos intervertebrales lesionados, y ayudan a un médico o fisioterapeuta experto a detectar el nivel o la raíz nerviosa comprimida, lo que consecuentemente ayuda al diseño de un plan terapéutico adecuado.
A pesar de que todas las acciones diagnósticas anteriormente mencionadas proveen importante información para el diagnóstico y diseño del tratamiento, sólo el estudio de resonancia magnética puede evidenciar con claridad la presencia de esta lesión, además con ella es posible ver el estado y cambio patológico discal presente. Sin embargo, se requiere precaución con los cambios patológicos detectados aquí, ya que ahora sabemos que este tipo de lesiones en la mayoría de los casos no causan dolor. Por lo que los cambios patológicos mostrados es este estudio de imagen no tienen que ser clínicamente relevantes. Por lo tanto, la valoración de las características del paciente es de suma importancia para detectar los desencadenantes de las molestias presentes.
Si bien el tratamiento médico quirúrgico (microdiscectomía) es una opción, la mayoría de los casos se logran resolver satisfactoriamente con el tratamiento conservador constituido frecuentemente por un abordaje farmacológico y con órtesis (corsé). Frecuentemente los médicos indican antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), analgésicos como el paracetamol, relajantes musculares y en última instancia inyecciones epidurales de esteroides que brindan analgesia y desinflamación en el área afectada. Además, muchos médicos indican la realización de actividad física bajo supervisión (fisioterapia).
Los discos intervertebrales tienen la capacidad hasta cierto punto de regenerarse cuando se eliminan los factores que ocasionan presión y promueven el desgaste de ellos. Es más, el contenido líquido del núcleo perdido, puede aumentar nuevamente y el disco intervertebral puede recuperar su elasticidad. Pero para lograrlo, se requieren de varios métodos fisioterapéutico en especial aquellos que involucren movimiento activo, ya que mediante él es posible mejorar la difusión y por ende la nutrición del tejido discal.
Con el tratamiento fisioterapéutico se busca obtener varios objetivos: inicialmente fortalecer los músculos de soporte y compensar los desequilibrios existentes. Seguidamente reducir la presión lesiva sobre los discos intervertebrales. Y finalmente, restablecer las funciones comprometidas o alteradas. Para lograrlas se hacen uso de diferentes abordajes terapéuticos, que serán seleccionados y dosificados según las características de cada paciente. Siendo las más usadas las siguientes:
Desde nuestra visión Fiit Concept – Fisioterapia Integrativa te proponemos un tratamiento diferente que busca tratar las causas que comúnmente no se tienen en cuenta, por lo que en ocasiones los tratamientos a los problemas de mandíbula resultan infructuosos. Nuestra visión está basada en los estudios realizados desde la Medicina Tradicional China (Medicina Oriental), la cuál considera que la presencia de una disfunción visceral puede ocasionar alteraciones en el sistema articular y musculoesquelético por la relación establecida por el sistema simpático y parasimpático. Siendo estas disfunciones viscerales desarrolladas por la influencia de factores emocionales, nutricionales y por la presencia de estrés.
Toda esta relación en la cual está basada nuestra visión terapéutica la podrás ver ejemplificada en el siguiente diagrama:
Una vez establecidas estas relaciones causales, podemos afirmar que no sólo los factores físicos o mecánicos comúnmente asociados a la protrusión o protusión de los discos lumbares (malas posturas, trabajos repetitivos, exceso de ejercicio) no son la única causa, también la presencia de estrés, alteraciones nutricionales y emocionales pueden ser los causantes.
Desde el punto de vista Fiit Concept – Fisioterapia Integrativa la protrusión discal lumbar se origina como consecuencia de una disfunción visceral del riñón, la vejiga, los órganos sexuales (útero-ovarios y próstata) y del intestino.
Cuando alguno de los órganos y vísceras mencionados anteriormente presenta una alteración en su funcionamiento, puede ocasionar de manera refleja rigidez en la zona dorsal baja, lumbar alta y pelvis, conduciendo a una zona lumbar hipermóvil e inestable que acabará en bloqueos vertebrales y desbalances musculares lumbares y pélvicos, lo cual aumentará la presión sobre el disco intervertebral que consecuentemente termina por provocar la protrusión del mismo.
Ahora bien, por un lado, una disfunción en los riñones puede producir protrusiones hacia el lado izquierdo de ciertos discos intervertebrales lumbares (L4-L5, L5-S1). Mientras una falla en el funcionamiento de la vejiga suele contribuir a la aparición de una protrusión izquierda L3-L4. Tanto el útero-ovarios como la próstata pueden provocan un aumento notable de la presión discal hacia el lado derecho (L5-S1). Finalmente, el intestino delgado origina una protrusión lumbar hacia el lado derecho muy específica de la L4-L5, allí también se ve asociado el colon irritable que va a provocar una protrusión hacia el lado izquierdo (L1-L2, L5-S1).
Una vez aclarado esto, podemos decir que una protrusión discal derecha es producida por la disfunción del intestino delgado y la disfunción del útero-ovarios o próstata, depende del caso. Mientras que la protrusión izquierda está asociada a la disfunción visceral de riñón, vejiga y del colon irritable. Esta disfunción puede originarse por variados factores que a continuación te explicaré:
Al fin y al cabo, todos estos factores influyen negativamente en el sistema musculoesquelético a nivel lumbar, originando tensión en los músculos lumbares, rigidez en la zona dorsal baja, lumbar alta y pelvis, conduciendo a una zona hipermóvil e inestable que acaba dañando al disco intervertebral lumbar, lo que por ende ocasiona la instauración de una protrusión discal lumbar derecha o izquierda con respuesta refleja ante estas disfunciones viscerales.
Si bien el ejercicio realizado para esta afección debe estar supervisado y personalizado por fisioterapeutas, existen varios ejercicios de poco impacto que son compatibles que contribuyen en la recuperación de esta patología. Algunos de ellos te los mostramos en los siguientes vídeos de nuestro portal en YouTube FisioOnline.
Primero queremos esclarecer cinco mentiras que frecuentemente se dicen cuando se brinda información la protrusión discal, En este vídeo desvelamos esas típicas mentiras y te explicamos por qué.
Una de las primeras medidas terapéuticas a adoptar para que no se siga deteriorando los discos lumbares, es la higiene postural. Aprende en el siguiente vídeo como mantener una adecuada postura que favorezca la salud de tu espalda baja y prevenga la aparición de dolor de espalda:
Para reducir el estrés y la sobretensión sobre los discos no hay mejor técnica que la tracción, la misma permite aliviar la tensión y el dolor en los segmentos lumbares de la columna en caso de lumbalgia o lumbago. Aprende a cómo llevar a cabo esta técnica de manera correcta en el vídeo a continuación:
El método Pilates aporta variedad de beneficios y contribuye a la disminución del dolor y a la recuperación de la salud de la espalda. En el siguiente vídeo te mostramos como realizar algunos ejercicios basados en el método Pilates que te ayudarán si tienes un diagnóstico de patología discal:
Para que comprendas el objetivo del siguiente tratamiento fisioterapéutico, primero te esclarecemos de que trata esta patología y cuáles son los factores causales que se trataran con el siguiente abordaje terapéutico:
Una vez reducidas las molestias te mostramos como puedes fortalecer tu región abdominal sin sobre tensionar la parte baja de tu espalda, con la finalidad de potenciar la región y evitar que este tipo de lesiones vuelvan a ocurrir:
Aunque la formación de esta lesión puede durar años, esta lesión tiene un buen pronóstico en la mayoría de casos tratados, ya que, a diferencia de la hernia lumbar, esta tiene mayor capacidad de regresión y regeneración, por lo que con las medidas terapéuticas adecuadas es posible obtener la curación en poco tiempo. Sin embargo, independientemente de si el problema con los discos intervertebrales lumbares se ha remediado mediante métodos de terapia conservadora o quirúrgica, es necesario ponerles más atención a los músculos de la espalda baja y entrenarlos, además es importante mantener un estilo de vida sano que involucre movimiento, evitando las actividades de reposo para prevenir que ocurran nuevamente enfermedades discales de este tipo.