Los bebés durante el parto pueden resultar afectados por distintos factores que se presentan al momento del paso por el canal del parto, por lo que son comúnmente lesionados durante esa etapa. Una de esas lesiones es la llamada luxación congénita de cadera, en la cual se produce una separación de la cabeza del fémur de su cavidad en la pelvis, lo que ocasiona inestabilidad articular por lo que se requiere de tratamiento.
Las articulaciones son uniones que se forman entre las superficies de los huesos con la finalidad de lograr movimientos en los distintos planos anatómicos, por lo que cualquier daño en sus estructuras pueden ocasionar una variedad de síntomas en la persona que lo padece.
La coxofemoral o también llamada la cadera es la zona que se forma por la unión entre la cabeza femoral y la cavidad cotiloidea de la pelvis. Esta zona anatómica es la que nos permite movilizarnos de un lugar a otro, gracias a que se mueve en los tres planos anatómicos, por lo que es considerada tipo diartrosis y más específicamente enartrosis.
Ahora bien, la cadera es una región compleja que funciona gracias a todas las partes que la componen, entre las cuales podemos destacar las siguientes:
Al momento del nacimiento todas las articulaciones se encuentran frágiles debido a que todavía no han comenzado a recibir las demandas del exterior, lo que permite que sean más fuertes y con menos capacidad de lesionarse. Por lo que son regiones sensibles y muy propensas a padecer de lesiones.
En el caso de la cadera, existen varias patologías que pueden afectar su funcionalidad, entre las cuales destacan la displasia, la enfermedad de Legg Calvé Perthes, la coxa vara y el deslizamiento de la epífisis femoral.
La luxación congénita o también llamada displasia de cadera (DDC), es una patología que afecta a la articulación coxofemoral de los niños al momento que transitan por el canal del parto. Lo cual produce además de inestabilidad articular una serie de signos que deben ser evaluados por el médico tratante para poder establecer un diagnóstico y así comenzar con el tratamiento y posterior rehabilitación.
Las luxaciones congénitas de cadera se presentan en el recién nacido y aunque pueden presentarse tanto en niños como en niñas, suelen ser más predisponente en el sexo femenino debido a la hiperlaxitud que caracteriza más a las mujeres. Ahora bien, debido a la prevalencia en la población en general resulta importante que los padres aprendan a identificar las señales de la displasia, por lo que en el transcurso del artículo encontrarás información con relación a las pruebas y signos característicos de la lesión.
“La displasia de cadera es una alteración ortopédica que produce pérdida de contacto entre las superficies óseas de una articulación”
La luxación es un término derivado del latín que se utiliza en medicina para describir a las lesiones articulares en las cuales se pierde el contacto total entre los huesos que componen a una articulación. Lo cual conlleva a pérdida de estabilidad, distensión de los tejidos y limitaciones para realizar un movimiento.
Las displasias de caderas son lesiones traumáticas que fueron descritas por distintos médicos de la época de mediados de los años 1900, y que entre ellos destacan Wynne Davies quien describió los factores de riesgo y causas; mientras que Barlow y Ortolani se enfocaron en la descripción de las pruebas que se utilizan como método de diagnóstico.
Las luxaciones congénitas que afectan a los niños suelen ser producto de un conjunto de factores externos que aumentan la probabilidad de la lesión articular, y entre ellos se encuentran los movimientos de extensión y de aducción como favorecedores de la aparición de la displasia, después que el bebé ya ha nacido.
“Los movimientos que favorecen la DDC son la extensión y la aducción de la cadera”
Las luxaciones son lesiones que se desarrollan por eventos traumáticos de la zona cuando se presiona en direcciones que no son fisiológicas para la unión entre el fémur y la pelvis. Por lo que su mecanismo de lesión va produciendo lo siguiente:
Entonces lo anterior nos indica que distintos factores son los que contribuyen a que se desarrolle la displasia y así mismo los signos que ayudan a identificarla.
Las luxaciones de cadera en general se refieren cuando la cabeza femoral pierde totalmente el contacto de una superficie con la otra, sin embargo de acuerdo a la gravedad podemos encontrar otros dos tipos que aunque son similares tienen características que las diferencian. Esos tipos son las mencionadas a continuación:
Ambos tipos pueden ser identificados si se les realiza las pruebas de Barlow y Ortolani respectivamente.
Aunque no es una lesión que al principio genere muchas limitaciones en la vida del bebé, a medida que se va desarrollando y que deben ir apareciendo los hitos motores, los padres se podrán ir dando cuenta de que el niño presenta retrasos o que se le dificulta más realizar movimientos que implican giro, sedestación, gateo y posteriormente la marcha.
Además de las limitaciones mencionadas, cuando no se realiza el tratamiento a tiempo, los tejidos comienzan un proceso que implican un endurecimiento y la aparición de deformidades en la forma de la cabeza femoral y del cartílago articular, que termina dificultando aún más los movimientos fisiológicos. Por lo que las complicaciones pueden ir aumentando progresivamente cuando no se obtiene un diagnóstico en los primeros meses de vida, entre los cuales incluyen presencia temprana de artrosis y de enfermedades como la necrosis avascular.
Una lesión articular puede resultar en ocasiones difícil de identificar ya que existen muchas estructuras que colaboran con la función de las articulaciones, pero en el caso de las luxaciones esta ayudan a su diagnóstico un conjunto de signos clínicos que pueden hacernos sospechar de la pérdida de contacto entre el fémur y el acétabulo.
Entre los cuales se encuentran principalmente la inestabilidad, las limitaciones en el movimiento, acortamiento muscular, sensación de chasquido al movilizarla, asimetría en los miembros inferiores y marcha de Trendelengurg.
“Uno de los signos que ayudan a identificar la displasia son los chasquidos articulares y el acortamiento de un miembro con respecto a otro”
Las señales y signos que ayudan a identificar que un bebé tiene separación de los huesos que componen a la coxofemoral, se resumen a continuación de forma detallada para que los padres sepan detectar si existe alguna alteración en el desarrollo de la cadera:
En su mayoría las investigaciones han demostrado que la mayor proporción de los niños con la patología tienen factores hereditarios asociados, sin embargo las causas principales se producen por problemas al momento del parto. Los cuales incluyen la presentación podálica o también llamada de nalgas del bebé y la compresión de las caderas durante su estancia en el útero de la madre.
Aunque no existen causas precisas para que un bebé tenga displasia de cadera, si existen una serie de factores que pueden aumentar las probabilidades de riesgo. Entre ellos podemos mencionar los siguientes:
Las luxaciones congénitas son unas de las lesiones que más pueden afectar a los bebés, ya que en muchas ocasiones el parto puede presentarse con problemas que afectan al recién nacido y a sus distintas partes. Siendo en el caso de la displasia de cadera una patología que prevalece más en las niñas con respecto al sexo opuesto, en una proporción de tres a 1 (3:1). En cuanto a la cadera que más se lesiona, la que se ubica del lado derecho suele resultar con más afectación, sin embargo también existen casos que afectan de forma bilateral a ambas articulaciones.
En cuanto a la cantidad de bebés lesionados a nivel mundial, 3 de cada 1000 niños presentan esta complicación al nacer o la desarrolla al pasar los primeros meses de vida, debido a los movimientos que la favorecen y por la presencia de otros factores de riesgo.
No existen situaciones que pueden ayudar a prevenir una luxación de cadera, cuando esta es producto de factores genéticos o por simplemente pertenecer al sexo femenino, por lo que lo mejor que se puede hacer es estar atentos a las señales que muestran los niños y los bebés durante sus primeros meses y años de vida, para así poder identificar este tipo de patologías y finalmente establecer el diagnóstico y el tratamiento más apropiado para disminuir las complicaciones.
La displasia de cadera es sencilla de diagnosticar por sus distintos signos, sin embargo es necesario realizar distintas pruebas para poder determinar si esta patología se encuentra relacionada con otras alteraciones congénitas, ya que en muchas ocasiones se asocia con enfermedades como la llamada Artrogriposis que afecta también a los bebés.
El diagnóstico se lleva a cabo mediante la realización de una serie de pruebas manuales y complementarias que ayudan a corroborar la sospecha de la lesión articular. Entre las cuales se realizan los siguientes procedimientos:
¿Sospechas de una Luxación Congénita de Cadera en un neonato? ¿Qué prueba solicitas? #ChuletasMédicas #Traumatología #Pediatría pic.twitter.com/792flFKJ6S
— Maria José Fortuny (@DoctoraFortuny) January 19, 2017
Si el diagnóstico de la displasia se realiza a tiempo se pueden prevenir múltiples complicaciones y entre ellas las alteraciones en la marcha cuando ya el niño tiene edad para hacerlo.
Luego que se ha llevado a cabo el parto, el recién nacido debe recibir una serie de pruebas clínicas que ayudan a identificar distintas patologías, unas de ellas son los test que evalúan la estabilidad y función de la cadera, las cuales se realizan mediante unos movimientos que favorecen la displasia de la articulación. Los cuales incluyen flexión y abducción como mecanismos para detectar la lesión.
Entonces, las pruebas mencionadas se ejecutan de la siguiente manera:
Ahora bien, estas pruebas que mencionamos solo son eficientes cuando el bebé tiene menos de tres meses, por lo que en niños con mayor edad se deben realizar otras pruebas junto con la observación de la columna, la marcha y la diferencia el tamaño de las piernas.
Cuando el diagnóstico se realiza antes de los 6 meses de edad, se puede realizar un tratamiento sencillo que consiste en la colocación de una ortesis, llamada Arnés de Pavlik que tiene buenos resultados para estos pacientes. Sin embargo, cuando la patología se detecta al pasar los 6 meses, existen ocasiones que será necesario un procedimiento quirúrgico para ayudar con la reducción de la cadera, y permitir que los huesos se unan de nuevo.
“El arnés de Pavlik es la mejor opción de tratamiento cuando el bebé tiene menos de 6 meses, en cambio al pasar ese tiempo existen casos que se necesita cirugía”
Al principio cuando se ha establecido el diagnóstico, el tratamiento es solamente médico ya que lo que se realiza es la colocación del arnés o de la ortesis correspondiente. Luego de ese tiempo es que la fisioterapia comienza su evaluación y que se establecen los objetivos y técnicas a realizar. Entre las cuales destacan las mencionadas a continuación:
Muchas de las lesiones y patologías que se manifiestan los bebés pueden tener un buen pronóstico cuando se diagnostican a tiempo y cuando se comienza el tratamiento lo más rápido posible, por lo que resulta necesario que los padres sepan identificar todas las fases e importancias de los hitos motores. Es por esa razón que en nuestro canal de youtube de FisioOnline podrás encontrar información al respecto.
El desarrollo psicomotor comprende un conjunto de hitos que son necesarios para el crecimiento normal de los niños, por lo que es necesario entender y conocer todas sus fases, sobre todo cuando se tienen infantes en el entorno.
El rolado o también llamado volteo es uno de los primeros hitos que realizan los bebés, ya que esto les permite ir experimentando nuevas posiciones y al mismo tiempo irse preparando para las próximas fases. Por lo que en el siguiente vídeo encontrarás la información sobre su importancia.
Cuando un bebé nace y es recién nacido mantiene una posición fisiológica que es la misma que llevaba durante su tiempo en el útero de la madre. Y esta postura es necesaria sobre todo durante el primer mes, ya que evita los movimientos que favorecen la aparición de la displasia. Por lo que además nos ayuda a identificar las alteraciones en el movimiento en general y del tono muscular.
El masaje infantil consiste en una serie de técnicas que pueden ayudar a estimular los distintos sistemas corporales, y en el caso de las lesiones también pueden ayudar a disminuir las tensiones muscular, tal como ocurre con la displasia, sin embargo es importante saber cuáles técnicas no son recomendables realizar cuando un bebé ha tenido luxación o posibilidad de luxarse.
El porteo ergonómico incluye métodos que son necesarios aprender para evitar desencadenar lesiones en la columna y cadera de los bebés, por lo que es necesario que los padres aprendan cómo cargar a su hijo de la mejor manera para disminuir la presencia de otras lesiones.
Los bebés durante sus primeros meses de vida van a experimentar una serie de cambios que son fisiológicos y necesarios para su crecimiento, por lo que las alteraciones tienden a desencadenar retrasos en el desarrollo psicomotor e incluso la aparición de otras complicaciones. En el caso de la displasia de cadera, esta es una patología que si no se diagnóstica en el momento correcto, puede producir otras enfermedades que generan limitaciones con el pasar de los años, lo que implica que para tener un buen pronóstico es necesario comenzar el tratamiento y la rehabilitación lo más temprano posible.