A menudo una fractura de codo se encuentra asociada a una fractura de la cabeza de radio, que depende en la mayoría de los casos al mecanismo de lesión presente. Si bien su solución es mediante el tratamiento médico, sin la fisioterapia no es posible en muchos casos recuperar las funciones del miembro afecto. Conoce de qué trata esta lesión, cuáles son sus características y cómo puedes ayudar al proceso de rehabilitación de esta fractura.
Una de las lesiones más comunes en el área del codo es la fractura de la cabeza del radio, esto significa que solo se rompe un segmento del radio, precisamente el que tiene una conexión articulada con el húmero. En la mayoría de los casos una gran parte de la superficie articular de la cabeza radial permanece intacta, pero la función en la articulación se detiene y el dolor aparece. Pero antes de ahondar más en las características de esta lesión, te explicaremos las características de la estructura ósea lesionada, hablamos de la cabeza humeral.
Cuando hablamos de la cabeza del radio hacemos referencia a la región más proximal de ese hueso, que cuenta con una forma redondeada convexa la cual se articula con el capitellum del hueso humeral formando la articulación humeroradial, además se conecta con la región proximal del cúbito formando la articulación radiocubital proximal ambas se constituyen con ayuda del ligamento anular. Cuenta con un suministro de sangre deficiente mediante un solo vaso fuera del hueso, una rama de la arteria recurrente radial e interósea. Adicionalmente, la cabeza radial desempeña un papel fundamental para el mantenimiento de los movimientos de flexión, extensión, pronación y supinación del complejo articular del codo.
Cuando ocurre una fractura de codo, ésta es la estructura más frecuentemente afectada.
Los datos históricos de una fractura de cabeza radial datan desde 690 d.C. cuando Paul de Aegina realizó la primera descripción de esta lesión ósea, al decir que en ocasiones la misma se presentaba en conjunto a una fractura del cúbito. Pero, el primer registro médico oficial fue realizado por Beard, quien en 1834 notó la presencia de esta lesión durante una autopsia. A pesar del gran aporte de Beard, no fue hasta la aparición de las radiografías a finales del siglo XVIII, que Wilhelm Röntgen obtuvo el diagnóstico de fracturas de cabeza y cuello radial en pacientes vivos. Dependiendo de la extensión de la lesión ósea, se describen diferentes formas y tipos, que pueden tratarse de manera diferente dependiendo de las lesiones que acompañan y su manifestación clínica.
La clasificación más conocida de esta lesión ósea, es la desarrollada por M.L. Mason en 1954, pero, antes de ese tiempo hubo otras, unas de ellas son las realizadas por Speed en 1924 y por Eliason en 1925, pero la más destacable fue la realizada por Cutler, quien contribuyó a crear la base para la clasificación de las fracturas de cabeza radial usada en la actualidad. La clasificación de Mason divide a las fracturas según la ubicación, la división y el desplazamiento de los fragmentos presente, dividiéndolo en tipos I, II y III. Pero, numerosos estudios realizados posterior a la publicación de Mason, indicaron que su clasificación presentaba deficiencias, por lo que otros especialistas le realizaron modificaciones:
En la siguiente imagen podrás observar la clasificación original Mason modificada:
La adaptación más reciente de la clasificación Mason original es la modificada por Hotchkiss and Broberg-Morrey, la cual es la siguiente:
Generalmente en las fracturas simples se logra una curación sin complicaciones, pero, en algunos casos pueden presentar algunas dificultades o dejar algunas secuelas a largo plazo, las que más frecuentemente se presentarán son las siguientes:
Esta lesión ósea presenta una incidencia entre 1,7 a 5,4% dentro de todas las fracturas en el cuerpo, además representa un 17-19% de los traumas más frecuentes de codo y constituye el 33% de las fracturas en codo. Puede afectar a personas de cualquier edad, sin embargo, un 85% de los casos se presentan entre los que tienen 40 y 60 años de edad.
Afecta más a mujeres que a hombres con una proporción de 2:1.
De las personas famosas que sufrieron esta lesión ósea, destacamos al futbolista argentino del FC Barcelona Lionel Messi. En la siguiente cuenta de twitter destacan su rápida recuperación y vuelta al entrenamiento:
Messi ya pisa el césped. El astro argentino, 11 días después de su fractura en el codo derecho, se entrena en solitario https://t.co/0vGvbTDgje
— El Periódico (@elperiodico) October 31, 2018
Las personas que padecen una fractura de codo o de cabeza radial generalmente presentan dolor que está el área interna del codo, que puede irradiarse hacia el antebrazo y la mano. Si se aplica presión sobre la zona de la cabeza radial, el dolor puede ser notablemente fuerte allí, el cual puede aumentar cuando el antebrazo se gira hacia adentro o hacia afuera (pronosupinación). La lesión a los vasos sanguíneos por la propia fractura, puede ocasionar un pronunciado derrame articular, que también se acompaña de una restricción dolorosa de los movimientos del codo afectado.
Además del dolor, es observable la presencia de signos de hinchazón en el área de la cabeza del radio, así como también la presencia de hematomas. Dado que existen nervios que discurren por el sitio de la lesión, los mismos pueden verse afectados en especial el nervio radial, el mismo al ser seccionado, puede ocasionar notables signos, como la pérdida de sensibilidad en los primeros tres dedos de la mano.
Las causas frecuentemente asociadas son los accidentes y las caídas, esto es debido a que ante las caídas presentamos un reflejo involuntario de extensión del brazo, que ocasiona que todo el peso sobre-caiga sobre la mueca, el antebrazo y el codo. En este caso, la fuerza vertical ejercida sobre la muñeca y el brazo recto origina una enorme presión sobre la cabeza radial y esta no puede soportar la carga, por ende, aparece esta lesión ósea.
Además, una fractura en la cabeza del radio puede ser el resultado de cualquier otra fuerza sobre la muñeca o el brazo, por ejemplo, un fuerte golpe en el brazo al nivel de la cabeza radial durante un accidente de tráfico o de trabajo, así como en accidentes deportivos, por ejemplo, en un partido de fútbol o al caer sobre la muñeca con el brazo extendido desde una bicicleta. En ambos casos el grado de división de la cabeza del radio dependerá de la energía y la fuerza de la caída o del impacto.
Al ser una lesión de origen inesperado, son pocas las medidas preventivas que se pueden tomar para evitarla, teniendo esto en claro, las únicas medidas preventivas disponibles son tomar medidas de protección si se practican deporte que puedan conducir a una impactación (fútbol, rugby, ciclismo, entre otros). De igual forma también resultaría beneficioso si se practica estas actividades deportivas, aprender a caer con técnica. Sin embargo, no existe una técnica absolutamente efectiva que ofrezca una prevención óptima de una fractura de codo o de cabeza del radio.
El diagnóstico de esta lesión ósea suele ser obtenido fácilmente, pero debido al mecanismo lesionante puede presentarse acompañado de otras lesiones en el codo, que deben ser descartadas para lograr diseñar un plan terapéutico satisfactorio. Además, debido a la complejidad de esta articulación, los síntomas asociados a una fractura de la cabeza radial pueden ser confundidos con otras lesiones o enfermedades en esta zona. Siendo así, los diagnósticos diferenciales más notables son los siguientes:
La manera más fiable para descartar o confirmar estos diagnósticos son los estudios de imagenología: radiografías o resonancias magnéticas.
Los síntomas no son muy útiles para obtener un diagnóstico certero, ya que en ocasiones cuando se rompe la cabeza del radio, el mecanismo de la lesión involucrado hace que el antebrazo y la mano duelen más que el codo. Sin embargo, para diagnosticar adecuadamente esta lesión el médico o traumatólogo llevará a cabo tres fases:
El abordaje terapéutico por parte del médico o traumatólogo se realizará en base a la fractura presente, como se ha explicado anteriormente la clasificación más usada a nivel mundial por los médicos o traumatólogos en 2020, es la clasificación de Mason modificada, la cual cuenta con cuatro tipos. Siendo así, las medidas terapéuticas según los tipos son:
Como ya se ha explicado anteriormente, estas fracturas suelen ser las que menos ocasionan cambios en la estructura ósea y por ende implica menor afectación funcional. Aquí generalmente el tratamiento médico conservador inicia con la inyección de analgésicos y la aspiración del hematoma intraarticular si es necesario, con la finalidad de reducir el dolor y la presión intraarticular. Seguidamente se realiza la estabilización del foco de la lesión mediante la colocación de una inmovilización con yeso o escayola braquiopalmar. Existen otras alternativas para inmovilizar, actualmente se usan férulas braquiopalmares fabricadas en 3D u órtesis de miembro superior.
Después de la inmovilización con yeso o escayola (3 a 4 días), es conveniente el uso de una férula de plástico o una codera, que estabilice la articulación por algún tiempo.
De igual forma es sumamente importante movilizar la articulación del codo de manera temprana (según el nivel de dolor), de lo contrario esta puede endurecerse. En estas fracturas, los primeros ejercicios fisioterapéuticos a menudo se pueden comenzar a realizar después de unos días. La terapia conservadora incluyendo al tratamiento fisioterapéutico puede durar hasta seis semanas, pero en algunos casos la recuperación funcional y la eliminación de los síntomas puede darse en menos tiempo.
Aquí existe un desplazamiento en el foco de la lesión ósea, si es mínimo el desplazamiento el médico puede indicar un tratamiento conservador similar al anteriormente mencionado, sin embargo, la duración de la primera inmovilización puede durar de 1 a 2 semanas, se realizará un seguimiento mediante estudios de imagen para confirmar la presencia de un callo óseo estable que permita retirar la inmovilización.
Una vez retirada la inmovilización se procede a un abordaje terapéutico mediante ejercicios de rango de movimiento.
En los casos que exista un bloqueo mecánico en la articulación o que el fragmento fracturado este notablemente desplazado, el tratamiento quirúrgico se convierte en una opción. El procedimiento puede consistir en:
Estas involucran lesiones complicadas de tejido óseo y tejido blando, por lo que en este caso el tratamiento conservador no es una opción, ya que si se quiere obtener una curación completa de estos tejidos será necesario un abordaje quirúrgico. Si las fracturas son desplazadas, mediante el tratamiento quirúrgico los fragmentos se devuelven a la posición anatómica correcta a través de un abordaje de Köcher y luego se fijan con tornillos, alambres o placas, o el material de osteosíntesis necesario. En el caso de fracturas en conminuta, el procedimiento quirúrgico consiste en una resección de la cabeza del radio y artroplastia, en este procedimiento se retira toda la cabeza del radio y se reemplaza por una prótesis para obtener un mejor funcionamiento de la articulación del codo.
En ambos casos el cirujano realiza las reparaciones necesarias en los tejidos blandos afectados mediante el uso de suturas.
Después de la cirugía, el miembro afecto se inmoviliza hasta por diez días, antes de comenzar las movilizaciones activas y el tratamiento desde la fisioterapia se realizan revisiones mediante estudios de imagen (rayos X). Los ejercicios se llevan a cabo con mayor intensidad y mayor rango de movimiento de manera progresiva.
En unas seis u ocho semanas, es posible alcanzar nuevamente un nivel funcional casi normal de la articulación afectada, con las medidas fisioterapéuticas adecuadas y la cooperación del paciente afectado.
La fisioterapia cumple un papel muy importante en el tratamiento de fracturas de cabeza del radio, las opciones terapéuticas disponibles son muy variadas, siendo el objetivo principal de estas permitir que la articulación tenga un soporte óptimo en su proceso de curación, para que la completa rehabilitación sea posible. Para lograrlo es importante que los médicos o traumatólogos, fisioterapeutas y pacientes trabajen en estrecha colaboración, si el paciente afectado se adhiere a las pautas establecidas por el médico/traumatólogo y el fisioterapeuta, el miembro afectado tiene menor riesgo de desarrollar complicaciones y permite que el proceso de curación pueda continuar de manera segura.
Una recuperación óptima es posible si los médicos o traumatólogos, fisioterapeutas y pacientes trabajen en estrecha colaboración.
El tratamiento fisioterapéutico será desarrollado dependiendo del tratamiento médico realizado, sea conservador o quirúrgico.
Como ya se ha destacado anteriormente en la información de este artículo, en caso de tratamiento conservador es importante la fisioterapia realizada de manera temprana, iniciándose los ejercicios de baja intensidad y las técnicas fisioterapéuticas adaptadas a las características del paciente una vez retirada la inmovilización (la cual dura pocos días), con la finalidad de devolver a la articulación afecta su correcto funcionamiento.
El tratamiento fisioterapéutico será desarrollado dependiendo del tratamiento médico llevado a cabo, sea conservador o quirúrgico.
En el tratamiento quirúrgico, la fisioterapia también se usa para la rehabilitación del codo fracturado, donde la articulación se entrena de acuerdo a las instrucciones del traumatólogo y a las deficiencias detectadas en el paciente, con la finalidad de recuperar el funcionamiento y la movilidad de la articulación.
En ambos casos, los objetivos y las medidas terapéuticas del tratamiento con fisioterapia variarán según tres fases: durante la inmovilización, una vez retirada la inmovilización y el período de vuelta a la función una vez obtenida la curación de la rotura ósea.
En esta fase los principales objetivos a cumplir son la reducción del dolor y el edema, así como también el mantenimiento de las articulaciones adyacentes, o sea las articulaciones interfalángicas y metacarpofalángicas de la mano, y la articulación glenohumeral o del hombro. Las siguientes medidas son las más usadas en esta fase:
Una vez retirado el yeso o la escayola, los principales objetivos a cumplir son la recuperación progresiva de la amplitud articular y la fuerza muscular, por lo que en esta fase se debe dar inicio a variedad de intervenciones enfocadas en la recuperación funcional del complejo articular del codo, tales como:
En esta fase las intervenciones llevadas a cabo posterior a la inmovilización son reforzadas, incrementando la resistencia y la dificultad de los ejercicios con la finalidad de lograr recuperar las habilidades y funciones que tenía el paciente previo a la lesión ósea, las cuales le permitan retornar de manera eficiente a sus actividades de la vida diaria bien sean deportivas o laborales. Dentro de las estrategias terapéuticas más frecuentemente utilizadas son:
Una fractura de cabeza de radio o fractura de codo conlleva variedad de molestias para quien la padece, es por ello que para ayudarte en tu proceso de recuperación te mostramos algunos vídeos con importantes recomendaciones realizadas por fisioterapeutas expertos en distintas áreas, los cuales pondrán a tu disposición sus conocimientos sobre esta lesión. Teniendo en cuenta que cada lesión es distinta, te recomendamos que antes de realizar algunos de los ejercicios de nuestros vídeos en nuestro canal FisioOnline en YouTube consultes con tu fisioterapeuta.
Una vez retirada la inmovilización existen algunas acciones que llevadas a cabo pueden ayudar en tu proceso de recuperación posterior a una inmovilización o vendaje. En el siguiente vídeo te dejamos algunas de ellas, debido a que cada caso es distintos te recomendamos que antes de realizarlas consultes con tu fisioterapeuta de confianza:
Si se ha culminado el período de inmovilización de tu radio, te recomendamos llevar a cabo automasajes en la zona lesionada, con ello puedes favorecer el proceso de recuperación y fomentar la salud de los tejidos blandos afectados, si quieres saber cómo realizar este tipo de automasajes, te dejamos en el siguiente vídeo la información necesaria para realizarlos:
Estas fracturas requieren un abordaje terapéutico especial, en el siguiente vídeo podrás obtener importante información sobre el tratamiento y los cuidados necesarios que te ayudarán a recuperar la salud de tu codo:
Este tipo de lesión ósea puede conllevar limitaciones en la amplitud articular del codo, bien sea porque la lesión ósea fue complicada o a causa del tiempo de inmovilización. Teniendo en cuenta esto, te dejamos en el siguiente vídeo algunos ejercicios de estiramiento, que te ayudarán a recuperar la movilidad y la amplitud de movimiento afectada por esta lesión ósea:
Generalmente el pronóstico es bueno en una fractura de codo (cabeza del radio), ya que se puede lograr un resultado satisfactorio con los métodos de disponibles. Pero actualmente, ninguna técnicas terapéutica ofrece con absoluta certeza un resultado óptimo a largo plazo. Por lo que, no es raro que permanezcan ciertas restricciones en la movilidad del codo afectado, independientemente del método terapéutico elegido.
Ninguna técnicas terapéutica en la actualidad ofrece con absoluta certeza un resultado óptimo a largo plazo.
Ahora bien, tanto en la terapia conservadora como en la quirúrgica, la articulación del codo correspondiente debería poder moverse nuevamente en un grado funcional normal después de aproximadamente seis semanas. Después de diez a doce semanas, la articulación puede recibir cargas nuevamente con normalidad. En general, el pronóstico de la fractura es mejor, cuando menos compleja es la lesión.
Las fracturas simples y estables con ningún desplazamiento de los fragmentos óseos tienen un mejor pronóstico que las fracturas inestables, desplazadas o fracturas en conminuta.
El tiempo que requiere una fractura de cabeza radial para soldar, depende de varios factores: la edad del paciente, su estado de salud en general y las enfermedades secundarias que padezca, todos estos factores juegan un papel importante en la consolidación ósea. Además, como ya se ha dicho el tiempo de curación también depende del tipo de fractura y la terapia seleccionada.
Una lesión en la cabeza radial tratada de forma conservadora puede sanar completamente después de 6 semanas.
Ahora bien, después de un abordaje quirúrgico, la curación depende del resultado de la operación, ya que puede ser necesario eliminar el material de osteosíntesis después de varias semanas de curación. Además, si la articulación y los tejidos blandos del codo están muy afectados en la lesión, la curación puede llevar más tiempo.
Por lo general, incluso después de la cirugía, la curación no debe durar más de 6 - 12 semanas con afectación articular anteriormente mencionada.
Las posibilidades de una completa recuperación generalmente son mayores en personas más jóvenes que en pacientes mayores, ya que en una edad avanzada, los huesos fracturados tardan más en soldar juntos que en una persona joven, siendo los niños, los que presentan una curación más rápida.