La zona del tobillo es una de las más importantes anatómicamente hablando, pues, ayuda a soportar el peso corporal durante la marcha y bipedestación, siendo sitio de origen e inserción de importantes tejidos blandos. El dolor a nivel del tobillo puede manifestarse como una molestia que aparece en consecuencia del padecimiento de algún tipo de lesión o alteración estructural secundaria.
A nivel estadístico se ha establecido que al menos el 15% - 30% de la población de EEUU solamente padece de dolor en el tobillo al menos una vez en su vida, convirtiéndose en un problema realmente bastante común
¿Cómo se origina el dolor de tobillo?
Como se ha mencionado anteriormente, el dolor de tobillo puede venir asociado a múltiples factores donde se destaca:
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Tendinopatía sobre el músculo tibial anterior: Consiste en una inflamación por sobreuso a nivel del tendón del tibial anterior en su inserción distal
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Fascitis plantar: A pesar de que se produce una inflamación en un tejido ubicado en la planta del pie, puede traer consecuencias sobre el tobillo.
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Esguince de los ligamentos colaterales internos o externos del tobillo: Siendo una lesión sumamente común a nivel mundial que consiste en una distensión parcial o rotura total de los ligamentos que estabilizan pasivamente al tobillo.
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Tendinitis aquílea: Inflamación del tendón aquiliano por sobreuso y sobrecarga mecánica.
¿Qué síntomas pueden manifestarse con el dolor de tobillo?
Además de la aparición de dolor sobre el tobillo, éstas patologías antes mencionadas pueden desencadenar otro tipo de manifestaciones clínicas como:
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Inflamación aguda sobre alguna de las caras del tobillo
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Hematoma o moretones sobre la zona afectada
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Limitación del rango de movimiento, generalmente en sentido de la inversión o la dorsiflexión.
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Inestabilidad articular durante la marcha.
Tratamiento para el dolor de tobillo
El tratamiento médico aplicado para el dolor de tobillo suele ser bastante variado dependiendo del tipo de lesión que lo esté provocando, principalmente se puede indicar el uso de analgésicos, antiinflamatorios y el uso de ortesis o plantillas. Para casos muy graves y avanzados puede indicarse la intervención quirúrgica para corregir ciertos tejidos dañados.
El tratamiento desde la fisioterapia también será muy variado dependiendo del origen del problema, sin embargo, los objetivos principales se basan en mitigar los síntomas asociados, mejorar la movilidad del tobillo, fortalecer la musculatura estabilizadora y mejorar la estabilidad articular mediante el uso de distintas técnicas de tratamiento como:
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Agentes físicos: Electroterapia (TENS o EMS), ultrasonido, ondas de choque, entre otros.
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Ejercicios terapéuticos: Enfocados en la movilidad, estabilidad, propiocepción y fortalecimiento de los tejidos articulares.
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Técnicas de liberación miofascial: En busca de eliminar posibles adherencias presentes.