Es curioso cómo una filosofía milenaria, como la Medicina Tradicional China, y una rama médica basada en los últimos estudios científicos, como lo es la PsicoNeuroInmunología, están en absoluto acuerdo sobre los alimentos que más nos hacen engordar y, además, nos restan energía.
Vamos a explicar con precisión qué alimentos pertenecen a cada grupo y, de forma breve y comprensible para todo el mundo, porqué la PNI (PsicoNeuroInmunología) y la MTC (Medicina Tradicional China) nos aconseja reducir su consumo.
En el día de hoy nos centraremos en el primer grupo de alimentos:
Lácteos y derivados
Dentro de este grupo incluimos la leche animal (sobre todo la leche de vaca), la nata, los yogures, el queso y la mantequilla.
En MTC, disciplina basada en la observación de la naturaleza y el hombre, que utiliza siempre un lenguaje simple, interpreta la acumulación de grasa como un exceso de Humedad en el organismo. De forma lógica, nos van a recomendar siempre evitar todos aquellos alimentos cuya naturaleza sea húmeda y/o aquellos alimentos que aumenten la humedad, la mucosidad o la flema en el cuerpo.
Los pediatras bien saben que lo primero que hay que eliminar de la dieta de los peques cuando tienen muchos mocos son los lácteos (excepto la leche materna, claro) ¡Y es que la MTC ya lo decía desde hace más de 2000 años! Los productos lácteos y sus derivados generan Humedad.
La PNI sin embargo, como buena rama científica, utiliza una jerga un poco más compleja. Pero voy a intentar ser breve.
Si analizamos la composición de la leche, encontraremos en ella la bien conocida LACTOSA. La lactosa es un hidrato de carbono (un disacárido en concreto) para cuya digestión es necesaria la enzima LACTASA. Esta enzima está situada en las paredes del intestino, pero su concentración va disminuyendo conforme crecemos. Incluso, en algunas personas, llega a desaparecer por completo.
La naturaleza, ella solita, se encarga de decirnos que el único periodo en el que es realmente necesaria la leche es la lactancia, y durante esta época las mamis ya generan la mejor leche del mundo para su bebé: la leche materna.
Además de lactosa, la leche de vaca tiene tres veces más cantidad de proteínas que la leche materna y de entre esas proteínas hay un tipo en concreto que nos hace bastante la puñeta: las CASEÍNAS.
Fijaos, las caseínas se utilizan en la industria para fabricar pegamento, pinturas y plásticos. Bien es cierto que en nuestro cuerpo se absorbe mejor que el pegamento (menos mal), pero aún así su digestión sigue siendo tremendamente lenta y costosa en términos energéticos.
Si ya de por sí las caseínas presentes en la leche materna se digieren lentamente, imagina si tomas un producto donde hay, ¡tres veces más! Sólo de pensarlo ya estoy cansada. Quizás hayas notado digestión lenta y cansancio después de desayunar... Ya sabes por qué.
Y te preguntarás, ¿no voy a poder tomarme mi café con leche por las mañanas?
Que nadie se asuste, siempre hay alternativas. Puedes sustituirlo por leches de origen vegetal como la leche de almendras, de arroz, de soja, de coco, de castañas… Hay muchas, prueba y busca aquella que más te guste y si no te convence, siempre puedes tomar el café sólo o pasarte a las infusiones.
La nata y el queso tienen difícil sustituto. Si eres una o un gran amante del queso, el de cabra es el que menos daño nos hace. Y en cuanto a los yogures, prueba los de soja, los hay de mil sabores.
En vez de mantequilla, opta por un buen chorrito de aceite de oliva virgen extra o cremas de almendras y sésamo.
¡Y esto es todo por hoy amigos! Espero haberte dado razones y explicaciones suficientes para entender por qué lácteos (y derivados) y humanos no somos aliados.
En el siguiente artículo os explicaré el segundo grupo de alimentos…¡no os lo perdáis!