En el ámbito de salud y deporte, el desarrollo de los sistemas inerciales se originó a finales de los años 80 en el Instituto de Karolinska por los profesores H. Berg y P. Tesch. Debido a la pérdida de masa muscular por parte de astronautas que pasaban largos periodos en estaciones espaciales, se requería un trabajo muscular no gravitatorio.
En España, los primeros dispositivos inerciales los introdujo el profesor doctorado Josep. Mª Padullés en el año 1998, en el Instituto Nacional de Educación Física de Barcelona, para análisis y estudio en laboratorio de investigación. Desde entonces, se siguen mejorando estos sistemas de entrenamiento tanto en ámbitos de deportes de élite, cualquier práctica deportiva y fitness como fisioterapia y readaptación deportiva.
Principios de los sistemas inerciales
La resistencia inercial se basa en la masa o inercia (resistencia al cambio de estado de movimiento) cuando se aplica una velocidad a un disco. El disco empieza a girar por la acción ejecutada en la fase concéntrica del ejercicio y luego se ve frenado en la segunda fase excéntrica del movimiento al ofrecerse una resistencia.
Encontramos un volante de inercia que está fijado a un eje del cual se realiza la tracción. Al tirar en la primera fase, lo aceleramos. Seguidamente, el disco seguiría girando pero si tenemos una cuerda o cincha que ha llegado al final de su recorrido, de nuevo volverá a enrollarse en el mismo eje. Podremos realizar una tracción en la segunda fase del ejercicio para evitar que el disco siga girando en el mismo sentido.
Clasificación y definición de los sistemas inerciales
Los sistemas inerciales se pueden englobar en 2 familias: los discos de inercia propiamente dichos y las poleas cónicas.
En los discos de inercia tenemos un volante sujeto a un eje de tracción y en las poleas cónicas, además dispone de un cono acoplado que permite variar el radio de trabajo, pudiéndose así modificar más fácilmente la velocidad y resistencia del ejercicio. En la parte baja del cono (mayor radio) podremos ejecutar el ejercicio con mayor velocidad y menor resistencia. En cambio, en la parte superior del cono (menor diámetro), deberemos realizar una mayor fuerza para acelerar el sistema. En ambos equipos, se pueden añadir contrapesos, para así aumentar la resistencia mediante la adición de inercia.
Estas estructuras mecánicas permiten trabajar y ofrecer resistencia en todo el rango del ejercicio, en el denominado CEA (ciclo de acortamiento-estiramiento). Existe una resistencia continua en las dos fases del ejercicio, tanto en la primera fase concéntrica (contracción en acortamiento muscular) como en la segunda fase excéntrica (alargamiento del músculo). Por tanto, estos dispositivos inerciales permiten una gran variedad de ejercicios a distintas intensidades y de manera individualizada, además de ejercitar fácilmente el músculo en fase excéntrica con posibilidad de ofrecer altas cargas de trabajo.
En los dispositivos inerciales, la sobrecarga excéntrica, denominada en ocasiones como negativa, permite que ocurra a un mayor estiramiento del músculo. Aquí se produce una mayor tensión o fuerza por la suma de los elementos activos y pasivos. Mediante estos equipos el individuo puede realizar ejercicios explosivos, lo que favorece la velocidad y potencia o también lograr una alta resistencia.
El uso de éste tipo de dispositivos de entrenamiento otorgan multiples beneficios a la hora de poder realizar abordajes ante lesiones musculares, articulares, ligamentarias u de algún otro tipo.