Se utiliza normalmente el término desviación rotacional o angular para denominar a la posición que adoptan los segmentos óseos del niño de modo fisiológico, por su situación en el útero de forma plegada. Estas se solucionan a los 3 años, tras haber caminado mucho.
Otra posibilidad, que no implica desviación real puede ser constitucional, es decir, el niño presenta esa desviación sin ser patológico y sin necesidad de esperar a que se dé su corrección andando.
Se busca con este breve artículo la importancia de realizar una exploración tanto en el recién nacido como en los niños a lo largo de su primer año, por parte del médico y los fisioterapeutas osteópatas, detectando así alteraciones que suelen venir de la posición que adopta el niño durante el embarazo y que cuanto más temprana sea la detección de estas desviaciones o disfunciones, mejor se corrigen por lo fácilmente moldeable que son las trabéculas del hueso durante los primeros años de vida.
Por otra parte, también es de importancia descartar otras patologías que pueda presentar y que en un primer momento tras el parto no sean detectables.
Tipos de desviaciones de las piernas
Podemos encontrarnos con: piernas arqueadas, también llamadas piernas zambas comúnmente y en jerga médica genu varo; y piernas en X, o genu valgo.
- Genu varo: Las rodillas se alejan la una de la otra, dando un aspecto arqueado. La desviación se acentúa cuando el niño se pone de pie observándose que puede caminar con los dedos gordos orientados hacia adentro.
- Genu valgo: el niño presenta desviación de las rodillas hacia dentro, acercándose una a otra.
¿Qué puedo hacer si mi hijo tiene las piernas arqueadas?
En primer lugar, lleve a su niño al médico o traumatólogo si observa ante cualquier duda de que su niño tenga las piernas con su alineación alterada. De este modo, el objetivo principal será confirmar que estas desviaciones sean constitucionales y no patológicas. De hecho, en la mayoría de los casos suelen ser constitucionales pero siempre es importante descartar otras disfunciones.
Una desviación constitucional y fisiológica suele ser resultado de la posición que adopta el niño antes del nacimiento y del replegamiento del útero, y como tal, el genu varo se corrige cuando el niño llega a los 3 años generalmente. Esta corrección se debe a que el niño ha comenzado a caminar, ha ido adquiriendo fuerza en sus piernas y se ha acostumbrado a cargar en ellas el peso de su cuerpo.
Tras los 3-4 años, sobre todo en las niñas suele marcarse el genu valgo. De encontrarnos con ello tampoco hay que preocuparse, suelen corregirse dichas desviaciones hacia los 7-10 años.
Para la tranquilidad de los padres se puede aportar como signo distintivo de una desviación una constitucional, que el niño suele tener sus piernas arqueadas o con rodillas metidas hacia dentro de modo simétrico y en las dos piernas. Igualmente, con radiografías y sencillas pruebas clínicas se confirma el diagnóstico de benignidad.
En el caso de que el niño sea adolescente y presente dicha desviación debe realizarse diagnóstico diferencial de otras patologías. Cuando la desviación es patológica suele ser de un solo lado y no tiene una forma regular.
Dentro de la desviación angular o torsión patológicas, si estas siguen vigentes tras la maduración esquelética, se recurre a la cirugía. Tras la intervención quirúrgica se mejora el aspecto estético pero el rendimiento deportivo se ve empeorado, aunque funcionalmente su biomecánica sea mejorada.
¿Puede haber complicaciones en las desviaciones constitucionales?
Raramente se dan complicaciones a nivel femoral y en la cadera, aunque debe tenerse cuidado de que el niño no adopte al sentarse posiciones de rotación interna de cadera (posición de sastre invertida), sino que adopte posición de indio (con rotación externa al sentarse).
Por otra parte, las rotaciones tibiales persistentes una vez completado el proceso de maduración esquelética pueden interferir en la función articular. Por ello, si la desviación repercute en la calidad de vida del adolescente, se recurre a intervención quirúrgica que da buenos resultados (limitando el rendimiento deportivo igualmente)
Esta es la posición de indio o sastre, favorece la torsión externa de fémur e interna de tibia.
En este caso se da un componente de torsión interna de femoral y torsión externa tibial. Esta posición es fácilmente adoptable por el niño en el colegio en los primeros años, introduciendo las piernas tras las patas de la silla. SE DEBE DE EVITAR QUE EL NIÑO PONGA ESTA POSICIÓN AL SENTARSE.
¿Cómo prevenir estos problemas?
Se aconseja acudir con el niño al médico o traumatólogo. Una vez hecho el diagnóstico diferencial y confirmada la desviación constitucional, se hace hincapié en que esta se corrige con el desarrollo en cuanto el niño comienza a caminar y soportar su propio peso. De todos modos, para prevenir complicaciones que aunque poco frecuentes se pueden dar, se aconseja realizar ejercicio para optimizar el equilibrio muscular.
Además, siendo las desviaciones en el niño mucho más moldeables que en una persona adulta, desde la intervención del osteópata o fisioterapeuta se puede mejorar mediante técnicas manuales las torsiones favoreciendo su corrección lo antes posible.