El EPOC engloba una serie de enfermedades pulmonares caracterizadas por la disminución del flujo aéreo con dificultad respiratoria y que son de carácter poco reversible.
Es progresivo y suele asociarse a:
- Tos con gran cantidad de moco.
- Silbidos al respirar.
- Falta de aliento.
- Presión en el pecho.
Dentro de las causas más importantes están:
- El tabaquismo, que provoca una reacción inflamatoria anormal en la mucosa pulmonar, debido a las partículas nocivas y al humo del tabaco.
- La exposición prolongada a sustancias irritantes para los pulmones como sustancias químicas, polvo, vapores químicos etc.
Entre las complicaciones más frecuentes tenemos:
- Mayor riesgo de padecer enfermedades como la neumonía.
- La aparición de osteoporosis, debido a los medicamentos pautados, como los corticoides, que provocan alteración del metabolismo del calcio.
Influencia del estado nutricional en la persona con EPOC
Las personas que padecen esta enfermedad, pueden presentar diferentes estados nutricionales. Estos pueden influir negativamente en la evolución de su enfermedad y en la tolerancia a la sintomatología asociada a la misma.
En concreto, nos podemos encontrar con dos situaciones muy diferentes.
- Personas con sobrepeso u obesidad.
- Personas con un peso inferior al recomendado para su edad.
Tanto la obesidad como el estado de desnutrición, se asocia con un mayor grado de inflamación tisular, lo que favorece el empeoramiento de la enfermedad.
Por otro lado, debido a que el trabajo muscular respiratorio está aumentado, las necesidades energéticas están aumentadas también, pero en estados avanzados de la enfermedad, la fatiga y el desánimo, favorecen la disminución de la ingesta de alimentos.
Recomendaciones alimentarias en las personas con EPOC
Una nutrición adecuada es muy importante para minimizar los efectos de esta enfermedad.
Primero, porque favorece un buen estado nutricional, que les ayuda a luchar contra las infecciones del pulmón y otras,.
Por otro lado, les ayuda a mantener un peso adecuado, que también es un aspecto muy importante para, evitar la fatiga extrema, tan típica de estos pacientes y favorecer que puedan llevar a cabo sus actividades diarias con la mayor facilidad posible.
Dentro de las recomendaciones nutricionales más importantes tenemos las siguientes:
- Correcta hidratación. Estas personas deben de beber al día un mínimo de 2 litros de agua (8 vasos al día), para mantener las mucosas correctamente hidratadas y favorecer la fluidificación de las mucosidades presentes. Así se facilita su posterior eliminación, disminuyendo el riesgos de desarrollar neumonías. Hay que evitar las bebidas con cafeína o el alcohol que tienen efecto diurético.
- Seguir una dieta con un consumo calórico adecuado, para evitar tanto el sobrepeso así como la desnutrición.
- Proteínas. En estas personas se recomienda un consumo de proteínas superior a la media, ya que son necesarias para la reparación de los tejidos que con la propia enfermedad están más deteriorados.
- Calcio. Las necesidades de este mineral están aumentadas, debido a que estas personas utilizan corticoides a largo plazo, lo que produce una pérdida de este mineral.
- Potasio. Este mineral es muy importante para una correcta contracción muscular y una adecuada transmisión de los impulsos nerviosos. Por ello, es muy importante un aporte adecuado, para garantizar un funcionamiento adecuado de los músculos respiratorios.
Medidas higiénicas asociadas a la nutrición
Además de seguir unas pautas nutricionales, también debemos apoyarnos en una serie de medidas higiénicas que debemos enseñar a estas personas, para mantener una correcta alimentación.
Las más importantes son las siguientes.
- Hacer 5 o 6 comidas diarias, limitando las comidas copiosas para evitar una excesiva hinchazón del estómago, que podría dificultar la respiración.
- Permanecer de pie o sentado después de comer para evitar que el estómago empuje al diafragma.
- Tomar abundante líquido para mantener una adecuada hidratación y fluidificar las secreciones. Evitar beber mucho durante las comidas para no hinchar mucho el estómago.
- Consumir alimentos de consistencia blanda, que sean fáciles de masticar y de tragar, para no interferir con la respiración.
- Evitar alimentos que producen gases, para evitar la hinchazón abdominal, como las legumbres, coliflor, brócoli, lechuga, espinaca, acelga etc.
- Se recomienda movilizar las secreciones pulmonares una hora antes de las comidas con el objetivo de evitar o corregir las nauseas y favorecer la deglución.
Conclusión
El tratamiento conservador en la enfermedad del EPOC es fundamental y debe estar basado en medidas de limpieza bronquial y de fisioterapia respiratoria. Pero también debe apoyarse en medidas de otro tipo, como las nutricionales.
El mantenimiento de un buen estado nutricional es muy importante para garantizar un buen estado de salud que previenen del desarrollo de complicaciones, como las infecciones pulmonares, y favorecen la alimentación de las personas con una importante disnea y fatiga.