Consejos para el cuidado del pie geriátrico

Consejos para el cuidado del pie geriátrico
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    Silvia Palmero Mancio
    Podóloga / Podología. Ftp Geriátrica, Neurológica y Pediátrica

    Estoy graduada en Podología por la Universidad de Extremadura, y actualmente soy estudiante de fisioterapia. Me considero una persona extrovertida, con capacidad para trabajar en equipo y adaptarme a las necesidades que exija cada situación. Me encanta el trato con los pacientes, y poder dar solución a las patologías del pie que les afectan.

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Tener una buena salud podológica a lo largo de la vida es esencial, pues así se evitarán posibles patologías en la edad adulta, así como nos proporcionará una mejor calidad de vida.

En este artículo se proponen una serie de cuidados y recomendaciones a seguir en la vejez para impedir la aparición o el empeoramiento de estas lesiones tratadas en uno de los artículos anteriores.

Primeramente, como podóloga, os hablaré de los objetivos que pretendemos conseguir en una persona de edad avanzada. Lo más importante es conservar o restaurar la autonomía de la persona, y que esta realice el mayor número de actividades posibles de forma independiente, preservando la máxima función y limitando la invalidez. Por ello es tan importante el cuidado diario del pie y se hace tanto hincapié a la prevención. De esta manera, hará  que aumente su bienestar social, reduzca la posibilidad de complicaciones médicas o quirúrgicas, o la posibilidad de hospitalización como resultado de una patología podal grave.

A continuación, pasamos a dar una serie de recomendaciones:

Higiene diaria en el pie geriátrico

Comenzaremos por el lavado del pie. Sabemos de sobra lo importante que es la higiene diaria, pues así evitamos la proliferación de bacterias y microorganismos. No obstante ducharse más de una vez al día también tiene consecuencias negativas.

El baño se hará con agua templada, un jabón neutro y una manopla suave. Si existiera dificultad para llegar a los pies, se puede usar un cepillo de mango largo, pero no emplear guantes de crin, ni cepillos fuertes, por el riesgo de provocar pequeñas lesiones.

La duración del lavado no debe exceder de 5−10 minutos, para evitar la maceración y debe prestarse especial atención a los espacios interdigitales

Posteriormente se realizara minuciosamente el secado con una toalla suave, insistiendo bien entre los dedos. Nunca utilizar directamente una corriente de aire caliente como el secador. El paso final es la hidratación. Aplicamos crema (se recomienda con alto porcentaje en urea) en todo el pie excepto entre los dedos, ya que produce maceración y es un cultivo para la formación de hongos.

Examen de los pies

Una vez que tenemos los pies bien limpios y preparados pasamos a inspeccionarnos la planta y el dorso, prestando atención a los espacios digitales (uno por uno), y las uñas.

Para la inspección nos colocaremos en un lugar cómodo y con buena iluminación, bien sea natural o artificial, ayudándonos de un espejo si fuese necesario. En personas con movilidad reducida o falta de visión puede ayudarlo otra persona.

Cuidado de las uñas del pie

El cuidado de las uñas en personas mayores debería hacerse siempre y cuando sea posible por manos de un podólogo, ya que el tema de uñas encarnadas, deformadas o gruesas debe tratarse por un profesional. Además de esto las personas mayores pierden flexibilidad para llegar a los pies, y agudeza visual por lo que pueden provocarse heridas.

Las uñas deben cortarse rectas, y no demasiado cortas para evitar que al crecer se claven alrededor de la carne.

Calzado adecuado y calcetines

Antes que nada tenemos que saber que la hora ideal para ir a comprar un zapato es por la tarde, ya que es cuando los pies se encuentran más dilatados de todo el día.

En personas mayores, es muy importante que sea de buena calidad, preferiblemente de piel o cuero, que no deje al descubierto pies y talones, transpirable, blando y ligeramente flexible. La suela será antideslizante y no demasiado gruesa, con buen contrafuerte en la parte trasera y puntera con suficiente capacidad para que los dedos no queden comprimidos.

El tacón debe ser de 2 a 3 centímetros, para mantener estabilización de retropié junto a una postura correcta.

Los primeros días deberíamos ir adaptándonos al nuevo calzado, por lo que podemos ponérnoslo para andar por casa y comprobar que no hay zonas de roce o fricción. Posteriormente cuando nos lo pongamos para salir a la calle comprobar siempre que en el interior no hay ningún material extraño como piedras, o arrugas.

Recordad que el pie se ajuste al zapato y no al revés.

En cuanto a los calcetines y medias, estos deben ser suaves y absorbentes, preferiblemente de algodón. Tienen que ajustarse perfectamente al pie, de manera que no queden demasiado grandes y formen pliegues o arrugas, o estrechos que dificulten la circulación. Siempre deben estar limpios, y cambiarlos en caso de hacer deporte o porque se sude mucho.

Para favorecer la circulación sanguínea ¿Qué podemos hacer?

Para favorecer la circulación sanguínea, y evitar la retención de líquidos tenemos que seguir una serie de consejos como;

  • Evitar el consumo en grandes cantidades de comida basura o grasas animales, además de hábitos como el alcohol, cafeína o  el tabaco.
  • No ponerse ropa ajustada ya que dificulta el paso de la circulación.
  • Llevar una vida sedentaria, sin realizar ejercicio físico.
  • Influyen otros factores como el estrés, la deshidratación…

Finalmente se aconseja acudir como mínimo dos veces al podólogos en caso de aquellas personas sin ningún tipo de patología, para revisar y hacer un examen exhaustivo del pie. En caso de personas diabéticas, videntes, amputadas… se aconseja acudir regularmente ya que el podólogo es el profesional para tratar cualquier lesión.  

Para terminar, os dejo una serie de ejercicios para realizar diariamente y aumentar en todo lo posible la calidad de vida de estas personas.

 ° Ejercicio

 Sentados en una silla, levantaremos la pierna derecha y la mantendremos estirada y lo más elevada posible, mientras contamos del 1 hasta el 10. Llegado al diez, bajamos la pierna y repetimos lo mismo pero con la pierna izquierda.

º Ejercicio

A este ejercicio lo llamamos “subir escaleras”. Levantamos la rodilla derecha hasta donde podamos, bajamos y levantamos la izquierda. Hacemos 20 con cada pierna.

º Ejercicio

Este ejercicio es muy parecido al primero, solo que ahora una vez estirada y levantada la pierna, haremos girar el pie diez vueltas hacia la derecha y diez vueltas  hacia la izquierda. Lo hacemos con ambas piernas.

º Ejercicio

Tumbado sobre la cama, con el pie fuera haremos una serie de ejercicios:

  • Ejercicios de flexo extensión de tobillo.
  • Realizar un abecedario con la punta del pie.
  • Ejercicios de flexo extensión con los dedos.
  • Movimientos laterales del pie, hacia fuera y hacia dentro.
  • Estiramiento de gemelos en ambas piernas.

º Ejercicio

De pie, nos apoyamos de espaldas en una pared, manteniendo en contacto la zona de los hombros, los glúteos y la nuca, manteniendo esta postura durante un minuto, varias veces al día.

Espero que os sirva de ayuda, y recordad; "Más vale prevenir que curar". Si queréis conocer las lesiones y dolencias más frecuentes que suceden en el pie geriátrico, os dejo un artículo con toda la información.

Te recomiendo leer el siguiente artículo: Lesiones y dolencias más comunes en el pie geriátrico.

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