Desde hace muchos años he observado como gran parte de la población, adultos y jóvenes, incluso niños, tienden a deformarse todos de una forma bastante similar; no hay más que fijarse un poco, para darse cuenta de que muchas personas, con problemas de espalda o sin ellos, tienen el hombro derecho más caído y la cabeza ligeramente ladeada a la derecha. Y si buscamos a la altura de la pelvis, a nivel de las crestas iliacas, observaremos como la derecha tenderá a estar más baja y sin embargo al observar a la persona tumbada boca arriba, veremos la pierna derecha más larga. Se trata en realidad de una pequeña escoliosis en ocasiones muy sutil y frecuentemente asintomática. Un fisioterapeuta bien formado además podrá observar otros muchos detalles que para el profano le serán imperceptibles, por ejemplo, podrá observar cómo el tronco está ligeramente girado hacia la derecha y la pelvis a la izquierda.
Esta alteración postural encierra un pequeño misterio, ¿por qué se da la misma alteración postural en una parte importante de la población?
Investigación de un patrón postural: ¿qué conclusiones arrojaron los resultados?
Hace unos años realicé un estudio para intentar valorar qué porcentaje de los niños “sanos” de varios colegios tenían esta misma exploración. De 104 niños explorados 21 (20%) coincidían exactamente con la exploración que buscaba. Pensé que debía de haber algún motivo oculto que produjese esa alteración en el esqueleto de niños que todavía no han trabajado, ni han tenido accidentes, ni han practicado deportes asimétricos durante años que justifiquen una alteración postural común a todos ellos.
Con el paso del tiempo fui observando que esta alteración postural, también se apreciaba con frecuencia en adultos, mucho más aún en los pacientes que acudían a mi consulta con dolor de espalda, siendo común a todos ellos: un alto nivel de estrés.
Alentado por estos descubrimientos comencé un estudio que intentase relacionar los diferentes niveles de estrés y la adopción del desequilibrio esquelético anteriormente descrito. Para ello, los pacientes rellenaban un test psicológico que mide los niveles de ansiedad y de estrés. Comparé dos grupos de personas:
- El primero eran personas que busqué al azar sin que tuvieran un problema de espalda concreto. A pesar de ello el 40% de ellos presentaban la alteración postural descrita.
- El segundo grupo eran los pacientes que acuden a mi consulta con problemas de espalda, (sobre todo con problemas como los que cito al final del capítulo: hernia discal L5-S1 al lado izquierdo, lumbociáticas izquierdas, mareos y vértigos...). El 95% de ellos presentaban la alteración postural descrita anteriormente. En ambos grupos, había una clarísima relación entre una puntuación alta en el test de medición de estrés, con la adopción involuntaria de esta postura.
De este estudio, y de la posterior observación diaria hecha en más de tres mil pacientes con diferentes dolencias he sacado varias conclusiones:
El estrés repercute en las vísceras y en la postura
El estrés no sólo provoca alteraciones viscerales y sus dolores reflejos, sino que también acaba por alterar la postura en los tres planos del espacio, es decir: no sólo los hombros se doblan hacia adelante sino que además el cuerpo se retuerce sutilmente como una espiral, con el tronco a la derecha y la pelvis y piernas a la izquierda. A esta actitud postural la denominé con el nombre de espiral descendente derecha.
Todo tipo de estrés altera nuestra postura
Nuestro organismo no distingue si es el estrés de vida (trabajo, horarios apretados...) o problemas emocionales concretos los que alteran la postura. Cualquiera de los dos por separado produce similar proceso de repliegue postural, pero más aún se da este proceso si se unen ambos casos, como frecuentemente ocurre hoy en día.
Mientras más joven se sufre de estrés, más grave es la alteración postural
La alteración postural es más marcada si se produce en la infancia y adolescencia, y es menos manifiesta si se produce durante la etapa adulta.
Aunque deberían hacerse estudios más amplios, yo ya he constatado con la práctica diaria cómo efectivamente el estrés y su alteración energética implícita, lleva ineludiblemente al sistema músculo-esquelético a la adopción de una postura de “auto-retorcimiento en espiral”, como una forma de repliegue emocional.
¿Por qué el estrés altera la postura en forma de una espiral? (H2)
Desde el punto de vista de un ingeniero y basándose en leyes físicas, se puede afirmar que el caos es la situación de máxima energía; caos, por ejemplo, el que se produce cuando enormes masas de aire frío se mezclan con enormes masas de aire cálido; en el momento en el que impactan hay una situación de máxima energía que progresivamente va disipándose, o transformándose en lo que todos conocemos como un tornado o huracán con su característica forma espiroidea.
Observa la imagen de arriba. Durante muchos años he observado cómo en la naturaleza muchas estructuras adquieren la forma de espiral cuando se estabilizan en una situación de poca energía. Desde niveles microscópicos como el ADN, hasta niveles gigantescos como la espiral que adquiere una galaxia en el cosmos; después del Big Bang hace millones de años, hasta nuestros días el universo no ha dejado de expandirse, disipándose la enorme cantidad de energía del momento inicial, y transformándose en sistemas de galaxias que a medida que se van estabilizando, se organizan en espirales similares a otras espirales que existen en la naturaleza.
En definitiva, la adopción de una organización en espiral en cualquier sistema indica una situación de menor energía. Así, el sujeto que adopta una postura en espiral descendente derecha, está manifestando un desequilibrio no sólo a nivel muscular, sino más aún a nivel nervioso cuyo resultado final es una situación de menor energía, de repliegue.
Dicho de otra forma, cuando un individuo padece niveles altos de estrés durante prolongado tiempo, realiza un gasto excesivo de energía que si no lo recupera, acarreará diversas dolencias, también en el plano músculo-esquelético, que tienen como telón de fondo niveles de energía y vitalidad disminuida que conducen a la organización espiroidea del sistema muscular.
¿Por qué se adopta una espiral descendente?
Porque las primeras alteraciones del cuerpo debido al estrés se producen en la postura de la cabeza y parte superior del tronco y posteriormente se alteran la zona lumbar, pelvis y piernas, incluida la pisada de cada pie.
¿Por qué la espiral gira hacia la derecha?
Esta es una pregunta que me he planteado en numerosas ocasiones. La inercia al principio me llevó a pensar que tendría que ver con el hecho de que la mayoría de los individuos son diestros. Sin embargo, he comprobado que la espiral descendente derecha también la adoptan los zurdos. Es más, el uso cotidiano del brazo derecho para casi todas las labores implica una antepulsión del hombro derecho y una orientación del tronco hacia la izquierda y la pelvis hacia la derecha, esquema contrario al de la espiral descendente derecha.
Durante un tiempo también supuse la influencia que pudiera tener el efecto “corellis” (efecto que produce la rotación de la tierra que se aprecia, por ejemplo, sobre las masas liquidas y que es opuesto en el hemisferio norte respecto del hemisferio sur; así, el remolino que se genera al quitar el tapón de una bañera llena de agua, tiene un sentido opuesto en cada hemisferio terrestre) sobre el cuerpo humano, pero esto implicaría que en el hemisferio sur el tipo de torsión pélvica y la espiral descendente serían las opuestas a los hasta ahora mencionados, y esto no se produce.
Creo que la respuesta más acertada es la que involucra a nuestro sistema emocional; más aún si la relación entre la adopción de la espiral descendente derecha y el desequilibrio emocional o energético es cierta.
Tal vez la función diferente de cada hemisferio cerebral pueda entrañar la respuesta. Se podría decir que cada hemisferio cerebral tiene su propia personalidad: el hemisferio izquierdo, es el que analiza el entorno de forma racional. Se encarga del lenguaje, la capacidad de análisis, de almacenar y procesar datos. Simultáneamente tiende a controlar, inhibir y filtrar los sentimientos y las emociones. Se mueve cómodo en el terreno de lo tangible, cuantitativo y ponderable, el orden, la disciplina, las normas y protocolos. El hemisferio derecho se encarga del mundo emocional y sentimental. Procesa todo aquello que percibimos sutilmente y que no es fácil tocar, medir o expresar con palabras, sin ser por ello menos real. Nos otorga la capacidad de interpretar señales, metáforas y de inventar y soñar conceptos e ideas no establecidas.
Este hemisferio nos permite interpretar lo cualitativo e intangible. Tiene una visión holística, de la realidad, a la que analiza como un conjunto, donde todo está interconectado. Todo esto le da la oportunidad de desarrollar la imaginación, el pensamiento creativo e innovador.
Como afirma Henri Poincaré: “probamos por medio de la lógica pero descubrimos por medio de la intuición”.
Como vemos a continuación el cerebro derecho e izquierdo se ocupan de funciones psico-comportamentales diferentes, y en general opuestas y complementarias.
Cerebro izquierdo: Yang
- Cuerpo derecho Consciente Lógico
- Razonable Práctico
- Lineal
- Noción de tiempo Intelectual Masculino Negativo Auditivo
- Miope Convergente Analítico Objetivo
- Activo
- Tenso
- Eufórico Científico Introvertido Argumento
- Ácido
- Sol
- Día
- Escritura
- Lectura
Cerebro derecho: Yin
- Cuerpo izquierdo Inconsciente
- No lógico Imprevisible
- No práctico Espacial Intemporalidad Intuitivo Femenino Positivo
- Visual Hipermétrope Divergente Sintético Subjetivo
- Pasivo
- Relajado Deprimido Artístico Extrovertido Experiencia Alcalino
- Luna
- Noche
- Olfato
- Música
Cada persona está predispuesta a estimular y utilizar más un hemisferio cerebral que el otro, en función de factores extrínsecos como la educación y la cultura, y de factores intrínsecos como el carácter. En este sentido se sabe que los individuos zurdos tienen más facilidad para utilizar su cerebro derecho. Por ejemplo, en el mundo del futbol se asume que los jugadores zurdos son más artísticos y creativos, y en las facultades de arquitectura y bellas artes la proporción de zurdos es mucho más elevada que en el resto de la población. Se podría considerar por tanto que ser zurdo supone una menor tendencia a la espiral descendente derecha por el predominio de las funciones del hemisferio derecho.
Sin embargo, no hay que olvidar que hoy en día la mayoría de personas del mundo desarrollado, independientemente de su tendencia o lateralidad, estimulan de forma intensa y continua el hemisferio izquierdo; en general, se premian valores que hacen predominar la lógica, lo material, lo práctico, lo productivo y relega a un segundo plano lo intuitivo, lo emotivo, lo intangible. Se puede decir que hoy en día estamos tiranizados por el cerebro izquierdo y este hecho pudiera ser la raíz de la espiral descendente derecha.
Sea cual sea el mecanismo neurológico implicado en la espiral descendente derecha, lo que sí se puede constatar es que está en relación con un carácter nervioso que más tarde se torna cansado, con un individuo estresado que acaba claudicando, o con un individuo con diferentes tensiones psico-emocionales que se somatizan de forma genérica con una postura de repliegue en espiral.
Dejo a la imaginación del lector si la postura de Jesucristo en la cruz tiene algún sentido o es pura coincidencia. Un fisioterapeuta adiestrado apreciaría sin duda las similitudes que se pueden ver en la mayoría de las figuras de Cristo en la cruz más antiguas respecto al individuo con espiral descendente derecha en cuanto al tronco, hombros, cabeza, pelvis y extremidades inferiores.
Patologías músculo-esqueléticas relacionadas con la espiral descendente derecha
Un buen número de patologías del sistema músculo-esquelético se justifican, desde el punto de vista biomecánico, por la presencia de la espiral descendente derecha o actitud de repliegue emocional. Una muestra de estas patologías son las que se muestran a continuación:
- Ciática y lumbalgias con dolor al lado izquierdo.
- Síndrome del piramidal y hernia discal L5-S1 de lateralidad izquierda.
- Artrosis-artritis de cadera hiperrmóvil o inestable en el lado izquierdo y artrosis-artritis de cadera hipomóvil o anquilosada en el lado derecho.
- Sgood-schlatter (vulgarmente conocido como “crecederas”) en la rodilla izquierda .
- Condromalacia rotuliana izquierda.
- Cervicalgias, cérvicobraquialgias, mareos y cefaleas tensionales.
Biomecánica del estrés. (1ª Parte)
En este video se explica como se somatiza el estrés en el sistema miofascial alterando las cadenas articulares y musculares y convirtiendo al organismo en una espiral que gira hacia la derecha.
(del libro de Roberto Junquera “El estrés, otras alteraciones emocionales y tu dolor de espalda”)