10 razones de la obesidad

10 razones de la obesidad
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    Néstor Sánchez
    Fisioterapeuta
    Graduado en Fisioterapia (URL) Máster en Psiconeuroimmunología (UdG) Máster en Biología Humana (UB) Profesor del curso Experto Universitario en Psiconeuroimmunología Clínica de Regenera (EFHRE) Codirector de Regenera S.L. Cofundador de Mammoth Hunters
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Uno de los propósitos más recurrentes de año nuevo es perder peso. Si resulta que es un propósito que llevas años planteándote, quiere decir que no lo has conseguido. Este post pretende ser un resumen de las razones más habituales por las que aunque lo intentes no consigues bajar de peso.

Las 10 razones por las que haces dieta y no pierdes peso

A continuación enumeraré las razones por las que no pierdes peso. 

Piensas que comes sano pero en realidad no lo haces

Sigues la típica dieta de 5 comidas al día pan deshidratado y queso fresco desgrasado. Pues es normal que en el tiempo que te queda entre pesar la comida, vigilar que no tenga ni un gramo de grasa y comer (cada una de las 5 veces) no solo no pierdas peso sino que estés llorando por los rincones. Sí, es verdad que las calorías pueden ser importantes pero también lo es como reacciona tu cuerpo a esas calorías es decir su procedencia. Si comes todo el tiempo y alimentos que desorganizan tu metabolismo( edulcorantes, antinutrientes) es probable que necesites un cambio. Tu regulación de hambre saciedad está descompensada y si comiendo pocas calorías no pierdes peso es porque tu cuerpo a decidido que es momento de almacenar no de derrochar.

Estás bajo estrés

El estrés es la respuesta seleccionada de tu organismo para sobrevivir a los peligros que se enfrenta. Uno de los máximos peligros que hemos sufrido los seres humanos a lo largo de toda nuestra historia es la escasez de alimentos porque una respuesta al estrés siempre va acompañada del ahorro de energía como muy bien explican en este elegantísimo estudio de Nature reviews of endocrinology.

Estás ganado músculo

Cuando uno decide empezar a cuidarse es probable que decida hacer deporte. Si lo haces de manera adecuada y los efectos son rápidos pierdes grasa y ganas músculo. El músculo pesa más y ocupa menos que la grasa por lo que puede ser que disminuyas de volumen pero no de peso. Te recomendamos que te hagas fotos al inicio de iniciar tu plan para notar los cambios en tu fisonomía.

No te mueves

Como ya hemos comentado infinidad de veces, no existe el sujeto sedentario sano. Moverte en coherencia con tu fisiología no solo te aportará salud y bienestar sino prepara a tu organismo para obtener tu peso y tu figura ideal.

Sigues sin probar el ayuno intermitente

Si todo el día estás consumiendo alimentos aunque sea en poca cantidad tu metabolismo siempre está en un estado de asimilación y olvida como usar las reservas para obtener energía. Con el ayuno intermitente entrenas a tu cuerpo para que aproveche sus reservas y no depender de lo que ingieres.

Comes demasiado/te mientes a ti mismo

Aunque en el punto 1 hemos hablado de que debes comer nutrientes a los que estés adaptado, tampoco se trata de hincharse. Algunos bajo la excusa de lo ancestral se hinchan a frutos secos bañados en grasa de coco y de postre unas morcillas. Tampoco es eso. En el paleolítico había momentos de abundancia y momentos de carencia. No siempre de abundancia.

Has llegado a un umbral homeostático

El umbral homeostático es un peso determinado donde tu cuerpo se siente cómodo. Puedes realizar todas las funciones vitales y suele estar determinado genéticamente. El problema es que puede no corresponderse con el peso que tu deseas obtener. En este caso se trata de insistir al principio en lo que te ha funcionado y sino variar la rutina de ejercicios y hacer alguna intervención nutritiva que saque al organismo de la zona de confort. Disminuir momentáneamente los carbohidratos sería un buen ejemplo.

No estás durmiendo lo suficiente

Dormir poco eleva los niveles de cortisol, una hormona del estrés, aumenta el hambre e impide que produzcas hormonas regenerativas que traducirán tu esfuerzo deportivo en músculo. Aquí os dejo una excelente revisión al respecto.

Haces depender tu felicidad de tu peso

Muchos de los pacientes que visito han vivido toda su vida con la carga de controlar su peso hasta convertirse en verdaderos expertos en dieta nutrición y calorías. Aún así no consiguen mantenerse en un peso estable. Estos pacientes sufren mucho pues cuando pierden un poco se sienten felices y cuando recuperan cada vez más frustados. Tienden a caer en la trampa de controlar hasta descontrolarse. El gran trabajo de estas personas es entender que ellos son más de lo que marque su báscula y que su felicidad no depende del peso que tengan. Hasta que no lo hacen la propia angustia (o lo que es lo mismo el estrés) va a generar un tipo de organismo que tiende ahorrar y por lo tanto que les impedirá salir de la espiral en la que se encuentran. Quiero perder peso, no lo consigo, me angustio, no pierdo peso, me angustio más… Recuerdo esa prescripción de Milton Erickson: Si quieres que te ayude a perder peso primero debes ganar diez quilos…

Estás actualmente en tu peso

Quieres parecerte a un modelo de photoshop, quieres tener la musculatura Arnold Swacheneger sin consumir testosterona o simplemente tener una figura fina cuando todos tus familiares son robustos. Desengañate puede ser que ya lo estés haciendo todo bien menos valorarte a ti mismo.

Néstor Sánchez

Co-Director de Regenera

Máster en Psiconeuroinmunología Clínica Máster en Biología Humana

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